Cuando se conoció el desempeño que tuvo la economía chilena en el primer semestre, las expectativas del mercado se afianzaron en que el Producto Interno Bruto (PIB) se contraerá este año. Entre enero y junio, la actividad cayó 1%, y por ello, el escenario de una recuperación fuerte durante la segunda parte del año es poco probable.

No obstante, el escenario será mejor a las proyecciones que había a principios de 2023, cuando se esperaba una contracción de hasta 1,5%. Hoy los expertos esperan una caída en el PIB que va entre 1% y 0,2%.

Este nuevo panorama que se avecina para la economía chilena será analizado en el Informe de Política Monetaria (IPoM) que el Banco Central (BC) entregará el próximo miércoles 6 de septiembre.

Frente a ello, los economistas consultados en su mayoría esperan que el ente rector ajuste su proyección para el PIB 2023 a la baja. En este informe el Banco Central debe acotar de 0,75 puntos a 0,50 puntos el rango de su estimación de crecimiento para el año, por lo cual los expertos esperan que este pase de entre -0,5% y 0,25%, a uno entre -0,5% y 0%. Con ello, el punto medio se situaría en terreno levemente negativo, de -0,25%.

“El crecimiento esperado para el 2023 se revisaría al rango entre -0,5% y 0%. El PIB del primer y segundo trimestre se ubicaron ligeramente por debajo de lo estimado en el Ipom de junio, aunque explicado en gran medida por una menor producción del sector minero”, afirma Samuel Carrasco, economista jefe de Credicorp Capital Chile.

La economista principal de Bci, Francisca Pérez, quien también espera el rango entre -0,5% y 0%, acota que “la probabilidad que este año sea positiva es casi cero. El dato positivo de inversión sería algo más bien puntual”.

Felipe Alarcón, economista asesor de Euroamerica, se suma al rango entre -0,5% y 0%. Y subraya que “los riesgos debiesen estar sesgados a la baja, ante un escenario en que el consumo seguiría decepcionando. Además, en el escenario externo, las altas tasas de interés y la desaceleración abrupta de China empañan aún más las perspectivas de actividad”.

Otro que espera un rango de ese tipo es Alejandro Fernández, economista de Gemines, quien, no obstante, cree que “los riesgos son relativamente bajos para este año, salvo que ocurran eventos excepcionales”. En ese sentido, afirma que “todo indica que la demanda interna se está estabilizando y podría crecer marginalmente en el cuarto trimestre. Si hay riesgos, creo que van a enfatizar los del exterior, cuyo escenario se ha vuelto más complejo”.

Desde Santander apuntan que “se reafirmará el mensaje de que la actividad está débil y que está algo por debajo de lo contemplado en el Ipom de junio. Es esperable también que se mencione que la inversión en capital fijo ha sido algo más resiliente debido al avance de grandes proyectos en minería y energía. Por el lado de los riesgos, está la desaceleración de China y el estrechamiento de las condiciones financieras globales por una política monetaria más dura por parte de los principales bancos centrales”.

Nathan Pincheira, economista jefe de Fynsa, entrega plantea un matiz: “Creemos que volverá a recortar por arriba del rango, ubicándose entre -0,25% y 0,25%, aunque no descartamos que quede en -0,5% y 0%”. Para el economista, “los riesgos probablemente se relacionen con el escenario internacional, en particular la desaceleración china. Para adelante, volverá a poner énfasis en la menor capacidad de crecimiento potencial”.

Inflación se mantendría

La inflación continuó en julio su trayectoria descendente, llegando a 6,5% anual. Y si bien las perspectivas apuntan a que seguirá esa senda a la baja, hay algunas nubes en el horizonte que podrían matizar ese camino que busca que la variación de los precios termine el año más cerca de 4%.

Entre esos factores están los precios de las verduras, principalmente de las hortalizas, que podrían verse impactados por las inundaciones en la zona centro-sur de país, afectando el IPC de septiembre. Se trata de un fenómeno similar a lo sucedido en junio, pero ahora esta situación climática se sumará al alza que ya tuvo la tarifa del transporte público en $10 y al incremento del precio del dólar de las últimas semanas, aunque a fines de la semana pasada tuvo una fuerte baja. Todos estos elementos hacen prever a los economistas que el Banco Central será cauto con su proyección para la inflación, por lo que la mayoría espera que mantenga su previsión de 4,2% para este año.

“Podría haber una leve corrección al alza debido a la depreciación reciente del tipo de cambio y al alza del precio del petróleo a nivel internacional. Con todo, de haber cambios en la proyección de inflación, estos serán marginales”, dicen en Santander. Tomás Flores, economista de Libertad y Desarrollo (LyD) estima que “mantendrá la proyección en 4,2% con sesgo alcista”.

Pérez comenta que “la trayectoria de la inflación no debería cambiar mucho, hay presiones importantes al alza que han llevado a pensar que el IPC terminará por sobre 4% este año”.

Y Alarcón argumenta que “la última referencia oficial a esta variable se hizo en la reunión anterior. Ahí la veían en torno a 4%, pero eso fue previo al aumento reciente del tipo de cambio, entre otros factores. Creo que debiesen dejarla donde está”.

Otra mirada entrega Fernández, quien plantea que “sigue siendo razonable ajustar la proyección de inflación algo a la baja, a pesar del tipo de cambio y los efectos de las inundaciones, que deberían revertirse antes de fin de año. Tal vez la dejen en 4%, pero creo que es necesario que refuercen el anclaje de expectativas. Sería negativo que subieran la proyección a 4,5%, por ejemplo”.

Una visión similar entrega Carrasco, quien ve una baja en la previsión: “La inflación total se revisaría a la baja a 3,8% aunque aun reconociendo riesgos de corto plazo debido a la reciente depreciación del peso, el aumento en el precio internacional de los combustibles y posibles efectos transitorios en alimentos por las lluvias”.

¿Y qué pasará con la tasa de interés?

En su reunión de julio el Banco Central bajó su Tasa de Política Monetaria (TPM) en 100 puntos base y la situó en 10,25%. Ahora se espera que siga una trayectoria de bajas hasta llegar a un rango entre 7,5% y 8% a fines de año. Eso es por lo menos lo que anticipan los expertos consultados.

En Santander señalan que “el mensaje iría en la línea de que el proceso de normalización monetaria continuará con importantes recortes de tasas. El punto medio para el corredor de la TPM estará entre 7,5% y 7,75%, algo más de 100 puntos por debajo de lo señalado en el informe anterior”.

Fernández afirma que “aquí creo que tendrían que ser más cautos considerando lo sucedido luego del cambio de sesgo en junio y julio. Reforzar la dependencia de las rebajas y su magnitud a la evolución de los indicadores de inflación. El corredor de tasas lo tienen que ajustar algo a la baja considerando lo que ya bajaron la TPM y que, en la RPM previa al Ipom, van a agregar otros 75 pb que sería consistente con las declaraciones más recientes”.

Pérez prevé que a fin de año se ubicaría entre 8% y 7,75%. “Salieron Rosanna Costa y Pablo García siendo muy directos respecto a esta trayectoria, y cambiarla un par de semanas después no sería bien visto. Nosotros nos la jugamos por una TPM en 7,75% a fin de año”, comenta. Carrasco, en tanto, ve “espacio para una TPM entre 7,5% y 7,75% a fin de año”.

Mientras que Alarcón menciona que “el mensaje debiese apuntar a moderar las expectativas de recortes de TPM, en línea con la última declaración de la Presidenta el Banco Central, con una tasa que debiese rondar el 8% a fin de año”.

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