El número de víctimas por el terremoto que azotó el pasado viernes Marruecos asciende, según el cómputo llevado a cabo hasta las 10.00 hora local (GMT+1), a 2.497 muertos y 2.476 heridos, según una nota del Ministerio marroquí del Interior.

Según los últimos datos difundidos por este departamento, se registraron muertos en una decena de provincias, pero las más afectadas son Al Haouz, -al sur de Marrakech y cercana al epicentro-, con 1.452 fallecidos, seguida de Taroudant (764 víctimas mortales), Chichaoua (202 fallecidos).

Un boletín de alerta sísmica difundido por el Instituto Nacional de Geofísica marroquí explica que el terremoto, de magnitud 7, sacudió la región septentrional marroquí de Marrakech y se produjo a las 23:11 hora local del viernes (22:11 GMT) a 8 kilómetros de profundidad.

Tuvo su epicentro en la localidad de Ighil, situada unos 80 kilómetros al suroeste de la ciudad de Marrakech.

Luto nacional

“Lo perdí todo”, lamentó Lahcen, un hombre que perdió a su mujer y sus cuatro hijos en la localidad rural de Moulay Brahim, en la zona montañosa del Alto Atlas.

“Lo único que quiero es alejarme del mundo y hacer mi duelo”, dijo este padre de familia que se salvó de morir porque estaba fuera de su casa en el momento del sismo.

El pueblo de Tafeghaghte, unos kilómetros al oeste, quedó prácticamente destruido por el terremoto, cuyo epicentro se ubicó a sólo medio centenar de kilómetros, según constató un equipo de AFP.

“Tres de mis nietos (de 12, 8 y 4 años) y su madre murieron. Están todos debajo de las ruinas”, contó desolado Omar Benhanna, de 72 años.

El sábado, muchos de los supervivientes acudieron al cementerio para el entierro de unas 70 personas, en ceremonias desgarradoras marcadas por los gritos y el llanto.

El reino decretó el sábado tres días de luto nacional y dirigentes del mundo entero, desde España y Francia a Israel y Estados Unidos, enviaron sus condolencias a Rabat.

Incluso Argelia, un país vecino enemistado con Marruecos, abrió su espacio aéreo cerrado desde hace dos años para los aviones que transporten ayuda humanitaria y evacúen heridos.

El Banco Mundial afirmó que va a entregar “su apoyo total” al país.

Llegada de ayuda

La gente vitoreó cuando camiones llenos de soldados llegaron el domingo a la localidad de Amizmiz. Pero pidieron más ayuda.

“Es una catástrofe”, dijo el residente Salah Ancheu en la localidad, donde el minarete de una mezquita y varias viviendas en las laderas de la montaña se derrumbaron.

“No sabemos qué nos depara el futuro. La ayuda sigue siendo insuficiente”, dijo el hombre de 28 años.

Unidades militares se desplegaron el lunes por una calle pavimentada que llegaba de Amizmiz a pueblos más remotos en la montaña. Se estaban empleando topadoras y otro equipamiento para despejar las rutas, indicó la agencia estatal de noticias MAP. Turistas y vecinos hacían fila para donar sangre. En algunos pueblos, la gente lloraba mientras chicos y policías con cascos trasladaban a los muertos.

Han llegado ofrecimientos de apoyo de todas partes del mundo. Unos 100 equipos, que en total cuentan con 3.500 rescatistas, están registrados en una plataforma de la ONU y listos para desplegarse en el país africano cuando se les solicite, según Rescatistas Sin Fronteras.

(con información de EFE, AP y AFP)

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