Septiembre será escenario de un hito clave en la implementación de la Ley de Responsabilidad Extendida del Productor, conocida como Ley REP, que busca disminuir la generación de residuos y fomentar su reutilización, reciclaje y otro tipo de valorización con el fin de proteger la salud de las personas y el medio ambiente. Esto, dado que la normativa comenzó a operar sobre envases y embalajes, sector que es responsable de casi el 40% de la producción total de plásticos a nivel global.

Lo cierto es que, más allá de lo que impone la nueva ley, que establece que los fabricantes, importadores y distribuidores de este tipo de productos deben hacerse responsables de su gestión, los chilenos están conscientes de la problemática y ampliamente dispuestos a contribuir a su solución. De acuerdo con un estudio de la consultora GFK y Fundación Chile, el 55% de los habitantes del país estaría dispuesto a llevar la basura a puntos de reciclaje para frenar el cambio climático, siendo la primera opción dentro de los hábitos o costumbres que la ciudadanía estaría dispuesta a adoptar. A esta le siguen evitar el uso de artículos desechables, desenchufar los electrodomésticos cuando no estén siendo usados y reutilizar el agua.

La misma medición arrojó que el plástico es el material más reciclado, alcanzando el 83%, muy por encima del vidrio (63%) y el cartón (59%). Al respecto Gabriel Fonzo, CEO de Integrity, empresa chilena que recicla residuos plásticos PET y los transforma en materia prima para nuevos envases, aseguró que si bien la voluntad existe no es estímulo suficiente. “Las tasas de reciclaje siguen siendo muy bajas, de hecho, para fabricar las 12 mil toneladas de envases de PET a partir de material reutilizado que logramos en 2022, tuvimos que importar plástico. De otro modo, no alcanzamos a cubrir lo necesario para evitar el uso de material virgen”, comentó el ejecutivo. Desde su visión, es fundamental, además de educar, instaurar variables económicas para hacer del reciclaje una industria rentable: “Hoy no hay castigos ni incentivos. Si una persona bota su basura, contribuyendo a que esta se acumule en rellenos sanitarios, o si la recicla, el escenario es el mismo. Eso es lo que debemos cambiar para que la motivación por reciclar se traduzca en acciones reales y permanentes”.

Cabe señalar que, en esa misma línea, la OCDE ha indicado es que es urgente crear un mercado de plásticos reciclados que funcione de manera óptima, fijar objetivos de contenido reciclado e invertir en tecnologías que puedan hacer ese producto más competitivo y comercialmente conveniente. “De este modo podremos capitalizar el interés y la voluntad de los chilenos por contribuir a un presente y futuro más sostenible. Actualmente, la protección del medioambiente encabeza la lista de causas ciudadanas, siendo la única que ha mostrado un crecimiento sostenido desde 2019, aumentando más de un 50%. Eso es un gran activo que no podemos desperdiciar”, afirmó Fonzo.

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