Científicos del Laboratorio de Propulsión a Chorro (JPL, por sus siglas en inglés) de la NASA revelaron que Venus está perdiendo calor interno como resultado de la actividad geológica de su superficie, informó este viernes la agencia espacial estadounidense.

Venus presenta algunas similitudes con la Tierra en cuanto a tamaño, masa y composición. Sin embargo, ambos planetas tienen estructuras litoesféricas diferentes y, por lo tanto, distintos mecanismos de transferencia de calor.

La Tierra se caracteriza por tener un núcleo metálico rodeado por un manto rocoso que se encarga de transferir el calor desde el interior hacia la capa superficial terrestre, conocida como litosfera. Posteriormente, la sección exterior del manto es enfriada a medida que el calor es liberado hacia el espacio. Las corrientes de convección del manto provocan que los fragmentos de la corteza terrestre, denominados como placas tectónicas, comiencen a moverse lentamente.

Por otro lado, la superficie de Venus no tiene placas tectónicas, por lo que se desconoce cuáles son los mecanismos de liberación de calor hacia el exterior, así como los procesos que la originaron. En un estudio anterior, que fue publicado en 1997, se planteó que las grandes formaciones circulares, nombradas como coronas, contribuyen a la liberación del calor desde el interior del planeta.

Las coronas están distribuidas a lo largo de la superficie venusiana en varios entornos geológicos complejos, en donde se han observado señales de actividad volcánica. A partir de los datos obtenidos del programa soviético Venera, se elaboraron las primeras hipótesis sobre el proceso de formación de las coronas, precisando que se debió, en gran medida, al afloramiento y al vulcanismo en la superficie.

En una nueva investigación realizada por el personal del JPL, mediante las observaciones recopiladas por el telescopio espacial Magellan a principios de la década de 1990, se descubrió que las coronas tienden a localizarse en sitios donde la litosfera venusiana es más delgada y activa, lo que permite que el calor del interior del planeta escape fácilmente a través de columnas flotantes de roca fundida que se elevan hacia la capa exterior.

Tras examinar alrededor de 65 coronas que aún no habían sido estudiadas, se determinó que estas formaciones circulares son geológicamente activas, ya que se detectó un aumento en el flujo de calor. «Si bien Venus no tiene una tectónica similar a la de la Tierra, estas regiones de litosfera delgada parecen estar permitiendo que escapen cantidades significativas de calor, de manera similar a las áreas donde se forman nuevas placas tectónicas en el fondo marino» de nuestro planeta, precisó la científica Suzanne Smrekar.

Los investigadores explicaron que para que un planeta sea tectónicamente activo, como la Tierra, los cráteres deben ser eliminados por la subducción (deslizamiento) de las placas continentales, además de ser cubiertos por la roca fundida de los volcanes. Se piensa que Venus debería estar cubierto por viejos cráteres al carecer de actividad tectónica. Sin embargo, tras contabilizar el número de cráteres, se llegó a la conclusión de que la superficie venusiana es relativamente joven.

Asimismo, la elevada actividad volcánica, a causa del elevado flujo de calor en las regiones de las coronas, favorece en reafirmar esta teoría. Estas condiciones son un indicativo de cómo pudo haber sido la litosfera terrestre en el pasado. «Lo que es interesante es que Venus proporciona una ventana al pasado para ayudarnos a comprender mejor cómo pudo haber sido la Tierra hace más de 2.500 millones de años», señaló Smrekar, concluyendo que «está en un estado previo al que se predice que ocurrirá antes de que un planeta forme placas tectónicas».

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