Los accidentes cerebrovasculares son una absoluta emergencia médica. En general, todo sea dicho, cualquier bloqueo del riego sanguíneo a una zona de nuestro organismo es un problema extraordinariamente serio que requiere atención médica inmediata.

Cuando el riego sanguíneo, debido a un bloqueo (trombo), deja de llegar a una zona de nuestro organismo, ese tejido, debido a la falta de oxígeno y nutrientes que la sangre proporciona, muere. Por suerte o por desgracia, no todas las células aguantan lo mismo sin acceso a la sangre. Todas, en última instancia, mueren (por eso los torniquetes pueden ser tan peligrosos), pero unas de las más frágiles, de lejos, son nuestras células cerebrales.

En menos de 10 minutos sin acceso a oxígeno, mueren. Esta es una de las razones de que las resucitaciones cardiopulmonares deban realizarse rápidamente.

En este caso, el del cerebro, los ictus (o infartos cerebrales) se producen por un pequeño trombo, en muchas ocasiones de colesterol, que bloquea alguno de los pequeñísimos vasos sanguíneos que irrigan nuestro cerebro. Cuando esto ocurre, las neuronas de nuestro cuerpo empiezan a fallar, lo que les impide reaccionar con normalidad a estímulos.

Esto, visto desde fuera, produce una serie de claros síntomas compartidos por una inmensa mayor parte de aquellos que tienen un ictus que, si nos lo tomamos en serio, pueden facilitar buscar la asistencia médica necesaria de forma extraordinariamente urgente.

Existe una regla nemotécnica perfecta para acordarnos de los tres síntomas y la acción que debemos tomar, aunque el problema es que es en inglés. Por suerte, en nuestro país, cada día se habla más y más este idioma, por lo que acordarnos no será difícil: FAST (rápido).

  • F. ‘Face’ (Cara). Los ictus dan en un lado de nuestro cerebro (otro ictus simétrico, idéntico y simultáneo es absurdamente improbable), por lo que se produce una asimetría en el control de nuestros músculos, especialmente los faciales. Si sospechamos que alguien puede tener un ictus deberemos mirarle la cara, de frente, prestando atención a si uno de los lados de su cara es diferente. Del mismo modo, le pediremos que sonría, prestando atención a las comisuras de sus labios. Si ambas suben lo mismo, será un alivio, porque si no, tendremos un problema severo.
  • A. ‘Arm’ (Brazo). Esa falta de simetría se traslada, no solo a la cara, sino también al resto del cuerpo. Si sufrimos un ictus, nuestro cerebro perderá gran parte de sus habilidades a la hora de calcular la posición de nuestras extremidades, aunque es capaz de corregirla gracias al sentido de la vista. Por eso le pediremos al paciente que se mantenga erguido y que extienda, con los ojos cerrados, los brazos hacia adelante, con las manos extendidas y las palmas hacia abajo. Si uno de los brazos no permanece paralelo al otro, se tratará de otra señal de alarma.
  • S. ‘Speech’ (Lenguaje). Las personas que están sufriendo un ictus ven tanto su pronunciación como su lógica alterada. Por ello, les pediremos que nos digan su nombre completo y que nos digan una frase sencilla (algo del tipo: «Antonio fue al monte a por patatas y consiguió doce»). Si no es capaz de hacerlo, o lograrlo le resulta muy difícil o no pronuncia las palabras correctamente, nos deberemos preocupar.
  • T. ‘Time’ (Tiempo). Esta última parte hace referencia a la urgencia de la situación. Las personas que están sufriendo un ictus requieren atención inmediata, dado que cuanto más tarde se remedie, mayores serán las repercusiones y las secuelas (y, si se tarda demasiado, el riesgo de muerte aumentan exponencialmente también).

Si, Dios, no lo quiera, nos encontramos haciéndole frente a una situación crítica como esta, saber estas pequeñas cuatro cosas pueden ayudarnos a proporcionar a nuestros seres queridos (o incluso a un desconocido) la atención que necesita, por ello son más que valiosas estas cuatro letras.

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