Es muy posible que las temperaturas globales se disparen a niveles récord en los próximos cinco años, advirtió este miércoles la Organización Meteorológica Mundial (OMM).

Impulsado por los gases de efecto invernadero que atrapan el calor y el fenómeno meteorológico El Niño, existe un 98 por ciento de posibilidades de que al menos uno de los próximos cinco años, y el período en su conjunto, sea el más cálido registrado, de acuerdo al organismo meteorológico.

El último informe de la OMM también dice que existe un 66% de posibilidades de que las temperaturas superficiales medias anuales entre 2023 y 2027 estén más de 1,5 °C por encima de los niveles preindustriales durante al menos un año, que es precisamente el límite propuesto en el Acuerdo de París para evitar que el planeta siga calentándose.

Líder de Organización Meteorológica Mundial pide “estar preparados”

“Se espera que en los próximos meses se instaure un episodio de El Niño, que ejerce un efecto de calentamiento. Sumado al cambio climático causado por las actividades humanas, elevará las temperaturas mundiales hasta límites desconocidos”, ha advertido este miércoles el secretario general de la Organización Meteorológica Mundial (OMM), Petteri Taalas. “Esto tendrá repercusiones de gran alcance para la salud, la seguridad alimentaria, la gestión del agua y el medioambiente. Tenemos que estar preparados”, ha añadido Taalas a través de un comunicado, máximo responsable de este organismo dependiente de la ONU y que agrupa a los principales servicios meteorológicos del planeta.

El informe de la OMM se suma a la evidencia científica. Grandes franjas de los océanos del mundo están cálidas. Inusualmente cálidas. Y de acuerdo a los científicos, eso podría generar que el año 2023 se convierta en el más cálido de la historia, al menos desde que hay registros térmicos confiables.

Desde mediados de marzo, la temperatura media mundial de la superficie del mar supera los 21 ℃, la más alta desde que comenzaron los registros satelitales.

De acuerdo a Moninya Roughan, profesora de Oceanografía, UNSW Sydney, el cambio climático ha generado que nueve décimas partes de todo el calor atrapado por los gases de efecto invernadero vayan a los océanos.

Pero añade que también hay una causa inmediata: la extraña La Niña de tres años ha terminado. Durante este ciclo, el agua más fría de las profundidades del océano surge hacia la superficie. “Es como si el aire acondicionado del Océano Pacífico estuviera funcionando. Pero ahora el aire acondicionado está apagado”, escribió en un artículo publicado en el portal científico The Conversation.

Según Roughan, cuando enciende su aire acondicionado, está enmascarando el calor exterior. Es lo mismo para nuestros océanos. La Niña trajo tres años de condiciones más frías, mientras el calentamiento global continuaba a buen ritmo.

“Ahora es probable que veamos que el calor vuelve a rugir. Si se desarrolla El Niño, los climatólogos estiman que podría agregar 0,2 ℃ adicionales a las temperaturas globales, lo que empujaría a algunas áreas a más de 1,5 ℃ de calentamiento por primera vez”, señaló.

Y precisamente, los modelos meteorológicos predicen no solo la inminente llegada de El Niño, sino que este fenómeno climático se adelantará.

Estas serían las inesperadas consecuencias para Chile por inminente llegada de El Niño
Según un informe anterior de la Organización Meteorológica Mundial (OMM) -presentado en Suiza-, el fenómeno podría registrarse antes de septiembre. De acuerdo al organismo, la probabilidad que el fenómeno meteorológico comience entre los meses de julio y septiembre es del 80%.

Científicos creen que el fenómeno de El Niño de este año será muy intenso, pues los modelos meteorológicos señalan que la temperatura del océano frente a las costas de Ecuador están aumentando hasta en 2 ºC,. lo que hace temer la llegada de un Niño intenso, ya bautizado entre los científicos como un “Súper Niño”.

En general, una alza en la temperatura del océano, altera la distribución de los centros de baja presión ecuatoriales, lo que históricamente intensifica las precipitaciones en América del Sur, mientras que hace el clima del sur de Asia sea más seco.

“Si bien quedan varios meses para el invierno, por lo que cualquier proyección debería tomarse con cautela, lo más probable es que el próximo invierno esté marcado por el desarrollo de El Niño”, señaló en una nota a Qué Pasa el climatólogo de la U. de Santiago, Raúl Cordero.

Cordero explicó que El Niño suele empujar las precipitaciones al alza durante el invierno en Chile. “Esto significa, que existe la probabilidad de que este año no sea tan seco en la zona central de Chile como los tres anteriores, que estuvieron marcados por La Niña. Aunque, debido a la influencia del cambio climático, es dificil esperar que este sea un año lluvioso”, establece.

Algunos científicos apuntan que el aumento de la concentración de los gases efecto invernadero, GEI, tiene un peso relativamente más significativo en las tendencias del aumento de la temperaturas, olas de calor, incendios y otros fenómenos adversos que El Niño o La Niña.

Por ello, si bien se espera un arribo de El Niño potenciado, eso no necesariamente implicará más precipitaciones en Chile y particularmente en Santiago y la zona central. De hecho, en 2015, el fenómeno también fue particularmente inteso, bautizado incluso “Niño Godzilla”, pero ello no generó grandes precicipitaciones en Chile. De hecho, 2015 fue uno de los años más secos de la hsitoria de Santiago y el país, como ha sido la tónica en la última década, caracterizada por una megasequía.

Lo que sí podría ocurrir es que tal como anticipa la OMM, que Chile, especialmente Santiago y la zona central enfrenten uno de los veranos más calurosos desde que hay registros.

Si bien Santiago aún no ha superado los 40°C, en reiteradas ocasiones ha estado cerca. Durante enero pasado, las temperaturas máximas normalmente no bajan de 30°C, registrando en los últimos tres años, las cifras más altas de la historia. Según mediciones de la Estación Quinta Normal de la DMC, en diciembre de 2016 el termómetro marcó 37,3°C, luego en 2017 subió a 37,4°C, mientras que en enero de 2019, rompió el tablero con 38,3°C. Durante esa misma jornada, en la Estación Pudahuel, se registró 39,3°C.

Patrones de viento están cambiando en el Pacífico cerca de Chile

Roughan señaló en su artículo que los patrones de viento están cambiando en el Pacífico oriental cerca de Chile. Estos vientos han impedido que el afloramiento de aguas profundas más frías enfríe la superficie. Es por eso que se pueden ver temperaturas muy superiores a la media en esa zona.

Este es a menudo el comienzo de un ciclo de El Niño, que generalmente trae un clima de fuego en Australia, seco y cálido, al tiempo que daña las pesquerías en Ecuador y Perú y trae lluvias torrenciales a partes de América del Sur.

Pero el antiguo ciclo de El Niño-Oscilación del Sur está ocurriendo en medio del cambio climático. Es por eso que hace tanto calor en franjas de los océanos del mundo.

Las corrientes oceánicas son un importante portador de calor en todo el mundo, junto con la convección atmosférica. El sol no cae a la misma velocidad en todas partes. En los polos, es más fácil que la luz del sol se refleje, por lo que son más fríos. Pero el ecuador recibe toda la fuerza del sol, calentando el aire y el agua.

Las corrientes oceánicas y de aire mueven este calor hacia los polos. A medida que las corrientes se mueven hacia el sur, el calor se mezcla con el agua circundante. La corriente de Australia Oriental transporta agua cálida desde los trópicos hacia el sur, distribuyendo calor a lo largo del sureste de Australia. Cuando la corriente llega a Hobart, normalmente hace mucho más frío.

El agua puede retener mucho más calor que el aire. De hecho, solo los pocos metros superiores del océano almacenan tanto calor como toda la atmósfera de la Tierra. Los océanos son más lentos para calentarse y más lentos para enfriarse. Por el contrario, la temperatura de nuestra atmósfera es mucho más mercurial y puede cambiar rápidamente.

El calor ingresa al océano en la superficie, como era de esperar, ya que es donde la luz del sol calienta el agua directamente y los vientos cálidos transfieren el calor. Con el tiempo, este calor se mezcla con el resto del océano. La mayor parte del calor adicional va a los dos kilómetros superiores de agua de mar, pero se está calentando toda la columna de agua. En promedio, los océanos tienen cuatro kilómetros de profundidad.

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