La expectativa era una sola: el Banco Central iba a comenzar a reducir la Tasa de Política Monetaria (TPM) en julio. Nadie esperaba otra cosa. Y así fue: de manera unánime el consejo del ente retcor decidió recortar en 100 puntos base la tasa de interés llevándola a 10,25%.

Esta es la primera baja desde marzo de 2020 y la mayor en puntos base en una reunión desde el 12 de febrero de 2009, cuando la bajó 250 puntos y es el primer movimiento en 10 meses.

De acuerdo al ente rector, “el escenario macroeconómico sigue siendo acorde con lo considerado en el Informe de Política Monetaria (Ipom) de junio. En particular, el desempeño de la actividad y la demanda no muestra diferencias relevantes respecto de lo proyectado, aunque la inflación se redujo algo más rápido que lo previsto en el escenario central”.

Asimismo, mencionan que “el Consejo estima que, en el corto plazo, la TPM acumulará una reducción algo mayor a la considerada en el escenario central del Ipom de junio, coherente con lo que indican las encuestas previas a esta Reunión”.

De todos modos, puntualizan que “la magnitud y temporalidad del proceso de reducción tomará en cuenta la evolución del escenario macroeconómico y sus implicancias para la trayectoria de la inflación”.

Descripción del escenario interno

En el análisis del escenario interno, el Banco Central destacan que la inflación total y subyacente se han reducido más rápido que lo previsto en el último IPoM. “En junio, la inflación total descendió a 7,6% y la subyacente cayó a 9,1% anual. Las diferencias se dieron mayormente en el componente de bienes”. Asimismo, subrayan que “las expectativas de inflación a dos años plazo, tanto la Encuesta de Expectativas Económicas (EEE) como la Encuesta de Operadores Financieros (EOF) se encuentran en 3%”.

En cuanto a la actividad y la demanda siguen evolucionando acorde con lo esperado. “En mayo, el Imacec cayó 0,5% respecto del mes anterior, en su serie desestacionalizada (-2,0% anual). Este retroceso mes a mes fue determinado principalmente por factores de oferta, que afectaron particularmente a la minería y, en menor medida, a la industria”.

De hecho, sostienen que “descontada la estacionalidad, el componente no minero no presentó variación mes a mes (-1,1% anual)”. Ahora bien, por el lado de la demanda, los indicadores vinculados al consumo y la inversión no muestran mayores novedades respecto de lo considerado en el escenario central del IPoM de junio.

Sobre el mercado laboral, dicen que no hay mayores cambios de sus tendencias previas, con una tasa de desempleo que se mantuvo en 8,5% en el trimestre móvil terminado en junio. Puntualizan que las remuneraciones siguen aumentando en términos reales. Las expectativas de los consumidores y de las empresas se mantienen en terreno pesimista, aunque han mejorado.

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