El término del nuevo ciclo constituyente tiene en una reflexión profunda y minuciosa al mundo empresarial y político. Mientras muchos líderes aún procesan los detalles del nuevo diseño y sus alcances políticos y económicos, el vicepresidente de Colbún y extimonel de la Sofofa, Bernardo Larraín Matte, entra al análisis de fondo del nuevo marco constituyente y, por primera vez, da a conocer abiertamente su postura frente al plebiscito del próximo 17 de diciembre.
“Haciendo un balance entre estos elementos (contenidos en la nueva Carta Magna), lo más sensato y responsable es estar a favor del texto de nueva Constitución”, afirma sin dudarlo el también presidente de Pivotes.
El nuevo texto constitucional ya es una realidad. ¿Qué le ha parecido el proceso actual en su fondo y forma?
-Si hablamos de la forma, el primer elemento que hay que destacar es el diseño del proceso y es lo que lo distingue del proceso anterior. La innovación que se hizo es bien importante. Un proceso constitucional debe integrar siempre una mirada más técnica con una mirada más de representantes de la ciudadanía y eso se hizo. Además, en general, tanto los expertos como los consejeros electos tuvieron un tono serio, riguroso, republicano y a la altura de la dimensión de la tarea que estaban acometiendo. En ese aspecto, la gente ha observado un proceso muy distinto al que la misma ciudadanía rechazó en septiembre pasado.
Pero que hay un segundo aspecto que también es importante de resaltar. Creo que hubiera sido mejor que el texto que va a sancionar finalmente el pleno del Consejo Constitucional hubiera tenido una mayor base de apoyo. Eso hubiera sido deseable. Pero hay que dar vuelta a la página; cada uno de los actores que estaban en el Consejo Constitucional tendrá que asumir su responsabilidad de por qué no se logró eso.
¿Por qué cree que no se logró ese consenso transversal?
-Para el mundo Frente a Amplio y del Partido Comunista era simbólicamente inviable desde el punto de vista de sus bases mostrarse en un acuerdo junto al Partido Republicano en torno a la nueva Constitución. Hay una responsabilidad importante de ese mundo. También la otra parte de la izquierda, que es el Partido Socialista, el Socialismo Democrático, lamentablemente no hicieron ningún matiz respecto de la postura del PC y el Frente a Amplio. Nunca tuvieron la disposición de distanciarse del PC y el Frente a Amplio.
A su vez, ¿tienen responsabilidad los sectores mayoritarios, que son el Partido Republicano unido con Chile Vamos? Por supuesto que también; podrían haber hecho más. Pero, poniéndose en sus zapatos, ellos también podrían preguntarse: ‘¿Por qué transar mis convicciones si no veo ninguna disposición en el oficialismo a encontrar un punto medio?’. Entonces, hay responsabilidades compartidas, aunque la mayor cuota de responsabilidad es del mundo del Frente Amplio y el Partido Comunista, y la poca disposición del Partido Socialista de marcar un matiz con ese sector.
De todas formas, acá hay que destacar el esfuerzo que hicieron representantes de la socialdemocracia en el Comisión Experta. Hicieron un esfuerzo bien encomiable para llegar a un texto conjunto.
Vamos al fondo del texto. ¿Qué le parece el resultado del proceso en materia de contenidos de la nueva Constitución?
-Sería natural la inclinación de un elector a tomar una decisión mirando el texto a través los temas más controversiales, como el debate en torno a si la ley de aborto en tres causales va a quedar inconstitucional o si es posible introducir solidaridad con las contribuciones de las pensiones, por ejemplo. Esos temas más contingentes por supuesto que son muy relevantes, pero son bien propicios para que cada actor político lleve agua a su molino. Mi sugerencia es poner en pausa esos temas controversiales y entrar a los capítulos 3, 4 y 5 del texto constitucional, que regula todo lo que es sistema político y la estructura del Estado, que es la fundación de una Constitución y de la democracia. Son materias donde una Constitución tiene un rol irremplazable y creo que las falencias del sistema político y de la estructura del Estado son precisamente las que están en el origen de la crisis que está viviendo Chile. Por eso este tema es tan relevante para las personas.
En el fondo, si la pregunta es cuál es el problema de Chile, una de las respuestas es la incapacidad del sistema político de llegar a acuerdos, de darle gobernabilidad al país, de que en el proceso de discusión y de formación de leyes se equilibre entre la evidencia y la técnica, por un lado, y, por otro, la participación ciudadana. Hay falencias bien profundas que solo una Constitución puede corregir.
Por otro lado, está todo el tema del funcionamiento del Estado. El mejor ejemplo es el del caso de Democracia Viva, donde el Estado ha dado muestras de no cumplir con los estándares de eficacia, eficiencia y servicialidad. La estructura del Estado también se diseña desde la Constitución.
En los otros temas, es la política pública la que tiene un rol más importante y la Constitución actúa solamente como un habilitador. En cambio, en el sistema político y en la forma del Estado, la Constitución hace un diseño más fino, que solamente puede ser hecho desde la Constitución, ya que son diseños que tienen que gozar de cierta estabilidad y tienen que trascender el ciclo político electoral. Por eso es tan importante que queden bien en la Constitución.
¿Cómo quedó este diseño fundamental del que habla?
-Hay avances bien sustantivos en sistema político y en forma de Estado. Hay elementos bien interesantes e innovaciones sustantivas si se piensa en las falencias del sistema político, la falta de gobernabilidad, la incapacidad de construir acuerdos y la dificultad para converger la técnica con la opinión ciudadana. Por ejemplo, en todo el capítulo que regula la participación de los ciudadanos en la política y la representación política, se establecen iniciativas ciudadanas de ley. Se establecen audiencias públicas en el proceso de discusión de las leyes y se establecen foros de deliberación. Se incorpora todo lo que es la participación ciudadana en la formulación de políticas públicas.
Pero también se establecen instituciones dentro del Congreso que traen la técnica. Por ejemplo, se crea una oficina de finanzas públicas e impacto regulatorio. Se obliga a que todo proyecto de ley tenga que traer un informe de impacto regulatorio. En la pasada discusión de los retiros de los fondos de pensiones en el Congreso quizá esa oficina de impacto regulatorio hubiera advertido a los parlamentarios los efectos que tendría esa política pública.
Tendrá también una labor muy importante en el tema de solvencia fiscal…
-Esa oficina va a ser una contraparte a la Dirección de Presupuestos, y eso es bueno. Ese peso y contrapeso es muy sano.