El Presidente Gabriel Boric recibirá mañana la propuesta final del segundo intento por contar con una nueva Constitución. Se trata de un texto elaborado por un Consejo Constitucional que estuvo liderado por la oposición, especialmente por Republicanos que se impuso en la elección de mayo.
Y aunque el Gobierno ha optado por no inclinarse explícitamente por ninguna de las dos opciones que se leerán en la papeleta el próximo 17 de diciembre -A Favor o En Contra-, no es difícil deducir que hay un ánimo distinto al proceso anterior.
De hecho, el pasado lunes, la ministra vocera de Gobierno, Camila Vallejo, habló de la preocupación del Ejecutivo por «los eventuales retrocesos en derechos, e incluso, para el Gobierno, el éxito del proceso, ya no está supeditado al resultado que emerja de las urnas. «El éxito no tiene que ver con el A Favor o el En Contra, tiene que ver con que la ciudadanía pueda expresarse», dijo la secretaria de Estado.
En tanto, varios de los partidos políticos de las coaliciones de Gobierno ya clarificaron sus posturas: el Frente Amplio, el PS y el PC ya anunciaron su postura En Contra. En la derecha, y tiendas de centro como Amarillos por Chile, en tanto, la postura es A favor. El PPD, por su parte, irá En Contra.
Pero no son pocos los analistas -incluso de izquierda- que apuntan a que ese sector político que empujó el proceso en busca de una nueva Constitución, termina al final del día con una derrota, independiente de la opción que gane. La izquierda parece estar atrapada en una promesa que no se encauzó, o más bien, «desaprovechó». Y la responsabilidad, dicen algunas voces, es exclusivamente de ellos.
Una izquierda «políticamente derrotada»
«En todos los escenarios, la izquierda terminará políticamente derrotada», planteó a La Tercera el cientista político, Alfredo Joignant. Esto, porque en su lectura, «hubo un farra de proporciones coránicas».
La reflexión de Joignant incorpora el proceso desde sus inicios: un estallido social que fue canalizado por la vía institucional de abrir un proceso constituyente. «¿Y qué ha pasado estos años? La izquierda fue derrotada por su incompetencia. Le tocó liderar un proceso de cambio soñado, una oportunidad que se presenta muy rara vez en la historia de los pueblos, y la izquierda se lo farreó. Y no olvidemos que eran ellos los que querían el cambio constitucional».
El experto -quien está convencido que ganará el En Contra- apunta además al desafío que se abre para la izquierda a partir del 18 de diciembre, el día después del Plebiscito. «Aun cuando gane la postura En Contra, van a tener que explicar la derrota de por qué, en todo este tiempo, no se logró una nueva Constitución», y eso, dice «supone asumir culpas y responsabilidades».
La misma opinión tiene el rector de la UDP, Carlos Peña, quien también postuló ayer, en un columna en El Mercurio, que independiente de la opción que gane el 17 de diciembre, «el Gobierno, en cualquier caso, habrá fracasado». Peña sostiene que la agenda transformadora que enarboló el Presidente Gabriel Boric al llegar al Gobierno, es parte de ese «tonto ánimo redentor que desde el principio inundó a la izquierda generacional a la que el Presidente pertenece», y de un «diagnóstico errado».
«Todos esos malentendidos condujeron a ver en la revuelta de octubre del 19 una epifanía y en el cambio constitucional la llave maestra de cualquier transformación. Y el resultado está ahora a la vuelta de la esquina. La llave maestra será negada por mucho tiempo, puesto que fuere cual fuere el resultado del Plebiscito que se avecina, la trayectoria que Chile traía se consolidará en lo fundamental», plantea Peña.
Esto, porque la ecuación para el 17 de diciembre se traduce de esta forma: «La ciudadanía, después de cuatro plebiscitos, decidirá que la guíe o la Carta del ’80 o el proyecto del Consejo; Jaime Guzmán (para repetir uno de los clichés de estos años) o José Antonio Kast (seguidor suyo)».
Pablo Ortúzar, antropólogo social e investigador del Instituto de Estudios de la Sociedad (IES), comparte -en Crónica Constitucional de El Mercurio- la tesis de Peña, y apunta al relato de la izquierda ante este proceso.
«La nueva izquierda tiene muchas voces inteligentes y con buen sentido, pero que hoy están paralizadas y acalladas. Prima, entonces, el sector más bruto. Y la tesis fundamental de ese sector es que esta propuesta es tan extrema y aberrante como la de la Convención, que ellos mismos apoyaron a rabiar. Sin embargo, demostrarlo es muy difícil, pues no es cierto. Luego, recurren a exageraciones burdas o derechamente a mentiras. Y en la base de todo esto ronda un profundo desprecio por los ciudadanos, a quienes consideran lábiles e idiotas, fácilmente manipulables. Así explicaron la derrota del 4-S y siguen aferrados a esa tesis y actuando en consecuencia», reflexionó.
El sociólogo Eugenio Tironi, dijo el viernes a La Segunda, que «el Gobierno no tiene más alternativa que asumir su fracaso».
Ese mismo día, profundizó en Radio Pauta, el «error» que significaría para la izquierda «sobre interpretar un eventual triunfo de el En Contra. Que esto significa que la resaca conservadora se detuvo, que el Partido Republicano no representa nada, que todas las demandas por seguridad y propiedad no desaparecieron, y que han vuelto en gloria y majestad los sueños de octubre de 2019. Esa lectura sería fatal por lo falsa y suicida políticamente».
/psg