En medio de los desafíos económicos que enfrentan las instituciones de educación superior en Chile, la reciente revelación de la Superintendencia de Educación Superior (SES) sobre el estrés financiero en algunas universidades, centros de formación técnica e institutos profesionales, se suma a un panorama ya complejo.
El informe «Salud Financiera en la Educación Superior en Chile» destaca la existencia de diez centros de formación técnica, nueve universidades y seis institutos profesionales con cierto grado de estrés financiero. Aunque el sistema goza de buena salud en general, el 4,4% de los estudiantes, aproximadamente 59.605 individuos, se encuentran matriculados en instituciones en peligro financiero.
La transparencia de la SES al no revelar los nombres de estas instituciones busca evitar perjuicios, pero al mismo tiempo plantea preguntas sobre las posibles implicaciones para las comunidades educativas afectadas. Aquí es donde la historia de la Universidad Bolivariana se entrelaza, mostrando una cara específica de los desafíos financieros en la educación superior chilena.
La Universidad Bolivariana, una institución privada, enfrenta una situación compleja agravada por la pandemia de COVID-19. La morosidad estudiantil ha alcanzado niveles alarmantes, llegando al 68% en algunos casos. Esto ha llevado a una deuda acumulada de 854 millones de pesos, generando tensiones financieras significativas.
Es esencial reconocer que la responsabilidad financiera es un principio fundamental en cualquier comunidad educativa. La falta de cumplimiento de compromisos económicos por parte de algunos estudiantes afecta a toda la comunidad. La propuesta de exigir a los estudiantes que mantengan sus cuentas al día para futuras matriculaciones se presenta como una medida razonable, especialmente en instituciones privadas que dependen en gran medida de las contribuciones estudiantiles.
La situación financiera de la Universidad Bolivariana resalta la necesidad de una responsabilidad compartida. Aunque ha tomado medidas para enfrentar la crisis, incluyendo repactaciones y convenios de pago, la magnitud de la deuda indica que se necesita una acción más amplia. La colaboración entre la institución, los estudiantes y el SES es crucial para superar estos desafíos financieros y garantizar la continuidad y calidad de la educación.
En este contexto, la legislación fortalecida en los últimos años, como la Ley 21.091, que dio origen a la SES, proporciona un marco legal sólido para abordar situaciones financieras delicadas. La posibilidad de que el SES ordene planes de recuperación o incluso la revocación del reconocimiento oficial destaca la importancia de mantener altos estándares financieros y académicos.
La historia de la Universidad Bolivariana también subraya la relevancia de la plataforma digital de la SES para recibir denuncias e irregularidades. La participación ciudadana y la transparencia son herramientas poderosas para identificar y abordar problemas financieros en las instituciones educativas.
En conclusión, el escenario financiero en la educación superior chilena es diverso y desafiante. La responsabilidad compartida, la transparencia y la colaboración son clave para superar estos desafíos y garantizar que la educación superior siga siendo un pilar sólido para el desarrollo del país.
Carlos Cáceres
Presidente de la Junta Directiva
Universidad Bolivariana