Este fin de semana el ministro de Hacienda, Mario Marcel, señaló en Mesa Central de Canal 13 que «hay en Chile, de parte de algunos empresarios, un prejuicio respecto del Gobierno que se manifiesta de distintas maneras».
En esa línea, el jefe de la billetera fiscal se preguntó: «¿Qué es lo que hace que, pese a haber presentado por primera vez un proyecto comprensivo, de regulación comprensiva de los permisos sectoriales para hacerse cargo del tema de la demora de permisos de inversión, se siga argumentando que no interesa el crecimiento, que no interesa la inversión?».
Dichos a los que se sumó el lunes la ministra vocera, Camila Vallejo. «Necesitamos menos prejuicios en esto y contruir más agendas colaborativas con el mundo empresarial, que se basen más bien en los hechos», dijo.
Consultados por Emol, algunos economistas señalan que ha habido acciones que han llevado al Gobierno a generar desconfianza en los privados y que, más que un prejuicio, a estas alturas lo que existe es «un juicio» que se ha formado a partir de la relación con el Ejecutivo. Destacan, en ese sentido, intervenciones como la que se dio en el primer proceso constituyente, en el que se habló de «decrecimiento» o enunciados como el de Sebastián Depolo, quien habló, antes de que comenzara el Gobierno, de «meter inestabilidad al país».
Esto, sumado a las críticas que quienes están hoy en el Ejecutivo hicieron del modelo económico que imperó en el país por los últimos «30 años». Y es que si hay una frase que muchos recuerdan del candidato Gabriel Boric es aquella hablaba de hacer de Chile «la tumba del neoliberalismo».
«Decrecimiento» e «Inestabilidad al país»
«Con ya dos largos años de gestión, lo que veo hoy es un juicio, fundando en hechos y resultados conocidos. Y estos hechos han mostrado la distancia o desconfianza del Gobierno con el sector privado en general, seguramente motivada por una cuestión ideológica de fondo», explica Alejandro Weber, decano de la Facultad de Economía y Negocios de la USS.
El académico recalca, en esa línea, que «recordemos que el crecimiento económico no fue parte del diseño original del Gobierno y que incluso dirigentes hablaban de que era necesario ‘introducir inestabilidad al país’ y generar un ‘decrecimiento económico planificado’. Todo eso significó partir con el pie izquierdo».
Y agrega, también, que «cuando el Gobierno para justificar su proyecto tributario muestra un dudoso informe señalando que las empresas evadirían el 50% de impuestos, pero sin la evidencia suficiente; o cuando una ministra pide a los empresarios que paguen mejores sueldos, como si fuera una cuestión de mera voluntad cuando el PIB per cápita cayó un -0,45% el 2023, se evidencian dos cosas delicadas: por una parte esa desconfianza hacia el mundo privado y por otra una agenda comunicacional que caricaturiza a la empresa como si fuera evasora y abusiva».
Tomás Flores, economista de Libertad y Desarrollo, tiende a coincidir con Weber. Señala, en ese sentido, que «más que un prejuicio creo corresponde a un juicio que nos hemos formado a partir de la interacción del Gobierno con el sector privado.
La discusión de la constitución, en el primer ciclo, dejó clara la opinión del Frente Amplio sobre el sector privado». La misma opinión comparte el economista Esteban Viani, de la Universidad Autónoma. A su parecer, «más que un prejuicio empresarial contra el Gobierno es una constatación de los hechos que el mismo gobierno ha ido presentando en la medida que avanza del mandato».
Así, sostiene que «las políticas que ha impulsado el Gobierno o los proyectos que ha presentado en el Congreso el Gobierno, van muy en contra de la actividad empresarial, pero sobre todo van en contra por lo tanto del crecimiento económico».
«En particular -racalca- a la ley de 40 horas, que empieza a ser aplicada ahora en abril de manera parcelada, la cual va a disminuir la productividad manteniendo los costos, o viéndola desde otra perspectiva, incrementar el precio a la productividad».
Juan Nagel, académico de la Facultad de Ciencias Económicas y Empresariales de la Universidad de los Andes, por su parte, dice que «el discurso del gobierno ha sido constante. Consideran que las reformas sociales deben ser financiadas con recursos de la empresa privada. Es una lógica redistributiva, y eso genera desconfianza en el sector privado, que quisiera ver una agenda más de generación de riqueza que de redistribución».
El alza en los impuestos
El alza en los impuesto que el Ejecutivo está empujando a través de la reforma tributaria -creen los expertos- también genera anticuerpos en el mundo empresarial.
«El foco del Gobierno ha sido subir los impuestos. Trató de impulsar un alza tributaria, e insiste con la idea. Ahora, trata de impulsar un aumento en los impuestos vía la reforma de pensiones» dice Nagel, de la Universidad de los Andes.
No coincide con el ministro en relación a lo que se ha llevado adelante con los permisos sectoriales. «No han hecho mucho con respecto a la permisología, y la agenda ambiental ha echado por tierra varios proyectos emblemáticos. Los interlocutores de la empresa privada en el Gobierno no parecen entender al empresariado chileno», destaca.
«La carga tributaria está tratando de ser incrementada hacia ciertos sectores de altos ingresos y eso también tiene que ver mucho con este discurso que traía el presidente cuando era candidato» dice Esteban Viani, por su parte.
CPC: Con el crecimiento, «no estamos contentos ni tranquilos»
En entrevista con Radio Pauta, el presidente de la Confederación de la Producción y del Comercio (CPC), señaló esta mañana que «con un crecimiento de un 1,9% o 2% pronosticado para este año, y de ahí en adelante crecimiento tendencial, la verdad es que no estamos contentos ni tranquilos, porque aquí lo que se requiere es generar espacios de crecimiento para generar mayor empleo».
«Hay que profundizar mucho más y acelerar mucho más nuestro crecimiento económico, y no quedarse con el resultado del 2023, que un 0,2%, la verdad es que no podemos ver el vaso como lo está mirando el ministro», agregó.
En relación al vínculo de la CPC con el Ejecutivo, Mewes sostuvo que «siempre hemos sido absolutamente respetuosos y no hemos denigrado nunca a nadie con nuestras opiniones. Y eso el Gobierno lo sabe, el Presidente lo sabe (…) Nosotros nos hemos preocupado, siempre ha sido en tono respetuoso, porque nos interesa mantener los vínculos con el Gobierno, cualquiera que este sea».
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