A pesar de que la ministra secretaria general de Gobierno, Camila Vallejo, había señalado que la reforma para permitir que las próximas elecciones municipales y regionales se realicen en dos días iba a ingresar la semana pasada, recién este lunes sería enviado al Congreso el proyecto de ley.
El problema es que el tiempo se agota y al menos un sector de la oposición se ha atrincherado en una férrea negativa, lo que podría ralentizar el debate.
No obstante, ese no es el punto más crítico. Si bien La Moneda y el Servicio Electoral (Servel) cuentan con la disposición favorable de un grupo amplio de legisladores, hay aspectos técnicos que podrían entrampar definitivamente la tramitación. Uno de esos elementos es la situación del comercio que cierra sus puertas con motivo de cada jornada electoral.
Una de las condiciones que han puesto legisladores de oposición para dar luz verde a la iniciativa es que se libere esta restricción y el comercio pueda funcionar con una relativa normalidad, permitiendo, eso sí, que sus trabajadores puedan ejercer su derecho a voto.
El diputado Miguel Becker (RN), quien integra la Comisión de Gobierno, instancia que revisará la propuesta, dijo que en lo personal prefiere que las elecciones sean en un día, pero está abierto a escuchar la opinión de los expertos, dado de que tal vez sea imposible que vote una gran cantidad de gente en una sola jornada. “Yo creo que el comercio no debiera cerrar, creo que ya estamos suficientemente crecidos para que se autorice a la gente ir a votar sin el comercio cerrado. La venta de alcohol está claro que no, pero el comercio está de capa caída y debiéramos hacer un esfuerzo para que no se les perjudique”, señaló.
La misma postura han expresado legisladores de la UDI, Evópoli y Demócratas, que al menos en el Senado tienen la mayoría suficiente para vetar y poner una exigencia de ese tipo.
Para los parlamentarios de izquierda, sin embargo, ello implicaría ceder en una conquista laboral que permite que el día de elecciones sea un feriado obligatorio para la mayoría de los trabajadores.
La diputada Camila Musante (independiente asociada a la bancada PPD) comentó que estaría abierta a que el comercio pueda funcionar con normalidad un día, salvo con los permisos correspondientes a trabajadores, pero cree que sería una “exageración” que se autoricen las operaciones el sábado y el domingo. “Al menos un día podría funcionar el comercio… Hay matices”, dijo.
A fines del año pasado, la oposición ya intentó liberar el funcionamiento del comercio en el segundo plebiscito constitucional del 17 de diciembre, dado que era, además, el último fin de semana antes de Navidad. Si bien la iniciativa fue aprobada en la Comisión de Constitución del Senado, no tuvo el piso necesario en la sala y esta reforma fue rechazada con el oficialismo alineado en contra.
Entonces, la propuesta se basaba en una reforma constitucional que requería de un quórum de cuatro séptimos (29 senadores).
El problema es que cuando el tema se discutió en la sala (el 11 de diciembre de 2023), afloró una tensión ideológica entre los senadores.
Uno de los más críticos de la iniciativa fue el senador Gastón Saavedra (PS): “Acá se quiere hacer algo distinto; se busca vulnerar en adelante los feriados irrenunciables que tienen los trabajadores y que obedecen a conquistas que costaron mucho tiempo conseguirlas”.
En respuesta, el senador Javier Macaya (UDI) dijo que “quedarse en el argumento de que la iniciativa puede favorecer a los empresarios no solamente refleja una retórica del pasado, sino que significa no entender que detrás de una pyme, detrás de una pequeña empresa, detrás de un local comercial hay trabajadores que pueden en estas fechas generar los mejores ingresos del año”.
A diferencia de esa fallida reforma, una iniciativa que permita la elección de dos días sin restricciones para comercio no requiere necesariamente un cambio a la Constitución, bastaría una modificación al Código del Trabajo y a la Ley de Votaciones y Escrutinios. Para eso se necesita solo la mayoría absoluta de la Cámara (78 votos) y del Senado (26 votos).
La idea de realizar la elección en dos días surgió del propio (Servel) en vista de la vigencia del voto obligatorio. Ante lo engorroso que puede resultar para el elector que tendrá que marcar preferencia en cuatro papeletas distintas (alcaldes, concejales, gobernadores regionales y consejeros regionales), el servicio estimó que un ciudadano demorará cerca de cinco minutos en sufragar. Dada la cantidad de gente que votaría por mesa (más de 300 personas), era casi imposible tener en funcionamiento los locales de votación por tantas horas (más de 24 horas seguidas).
Con esos fundamentos técnicos, La Moneda acogió la recomendación. Sin embargo, dirigentes del Partido Republicano y de la UDI, como la alcaldesa Evelyn Matthei, expresaron su preocupación de que las dos jornadas electorales aumenten el riesgo de manipulación de urnas.
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