Pero los deportistas no solo luchan por quedar en la historia o mejorar sus marcas. El éxito y la posibilidad cierta de acceder al podido bien puede significar premios en metálico, bienes raíces, automóviles y hasta vacas.
Sin ir tan lejos, la legislación chilena establece millonarios premios. El Decreto Supremo N°6 advierte que un oro en esta competición otorga 800 UTM. Es decir, cerca de $ 53 millones, que al cambio de hoy son US$ 56 mil. La plata también tiene importante compensación: 600 UTM, algo así como $ 40 millones de pesos. El bronce se lleva la mitad de lo que recibe el primer puesto, $ 28 millones.
Cifra importante, pero que dista de los incentivos en otros países sudamericanos. Ecuador es el que más dinero premia con 100 mil dólares por cada presea dorada, 80 mil por la plata y 60 mil por el bronce. Brasil, la potencia histórica de la región, aumentó los incentivos en un 30%: de los 49 mil que dio por el primer lugar en Tokio 2020 subió a US$ 63.700.
Efervescencia asiática
Oriente bate todas las marcas en cuanto a premios en metálicos. Arabia Saudita lidera. Los saudíes solo suman cuatro preseas en toda su historia olímpica, dos platas y dos de bronce.
En Tokio 2020 rozaron la gloria. Sin embargo, la estrella del karate de Tareg Hamedi fue descalificado en la final de la categoría +75 kg tras una patada en la cabeza que dejó inconsciente a su oponente el iraní Sajad Ganjzadeh, situación que lo obligó a tomar la plata.
“Para nosotros es un héroe… Nuestro campeón olímpico Tareq Hamdi será honrado con la medalla de oro (5 millones de riyales) por su excelencia, creatividad y representación honorable”, dijo el ministro de Deportes y presidente del Comité Olímpico Saudita, el Príncipe Abdulaziz bin Turki Al-Faisal, para reconocer la recompensa de más de US$ 1,3 millones.
Mejor registro tiene Vietnam, que consiguió su único metal dorado en Río 2016, una de las cinco distinciones desde su primera aparición en Helsinki 1952. Si bien el gobierno solo entrega por ley 14 mil dólares en caso de triunfo, un importante convenio con un socio estratégico de la Asociación Internacional de Financiamiento y Apoyo al Deporte (ISF) permite entregar 1 millón al oro, US$ 500 mil a la plata y 200 mil al bronce.
Pero no solo el dinero está en juego. En Tokio, las atletas de bádminton indonesias Greysia Polii y Apriyani Rahayu fueron primeras. No solo se llevaron US$ 350 mil para repartir, sino que también cinco vacas, un restaurante de albóndigas y una casa nueva. En ese escenario, el jefe del distrito de la isla de la Sulawesi les ofreció los animales Rahayu.
En Kazajistán, el Ministerio de Cultura y Deportes otorga una vivienda a los atletas, proporcional al logro. Si es oro, accede a un departamento de tres habitaciones, la plata a uno de dos y el bronce de solo uno. Otros países como Malasia, Tailandia y Rumania; suman un auto a cada uno de los medallistas.
La realidad de las potencias
Estados Unidos fue el país que más primeros lugares acumuló en Tokio 2020. Un honor que al Comité Olímpico costó cerca de US$ 3 millones en premios por las 113 medallas obtenidas: 39 de oro (US$ 37.500 cada una), 41 de plata (US$ 22.500 y 33 de bronce (US$ 15.000).
Una realidad más austera que otros países menos acostumbrados a los podios, pero que se condice con la de otros con un éxito parecido. Así ocurre con China, segundo en el medallero de la cita nipona, que en París entregará 31 mil dólares por un oro. Lo cierto es que ambas naciones, al igual que el tercero Japón, invierten gran parte de los recursos en el desarrollo y bienestar de sus deportistas.
Reino Unido es aún más austero. Con deportistas de Escocia, Gales, Inglaterra e Irlanda del Norte, además de las tres dependencias de la Corona (Isla de Man, Jersey y Guernsey) y sus territorios de ultramar. Claro que ninguno de ellos gana dinero por una medalla, ni siquiera el oro. Lo mismo sucede en Noruega y Suecia. Sin embargo, el gobierno asigna alrededor de US$ 160 millones de fondos por año a los deportes olímpicos y paralímpicos. Además, los británicos reciben entrenamiento de entre 50 mil y 80 mil dólares anuales, eso al margen de un estipendio anual valorado en US$ 36 mil.
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