Aunque la tasa de crecimiento de la economía estadounidense se mantiene estable, los expertos siguen señalando una alta probabilidad de recesión que podría afectar a EE.UU.

Los inversores también están alarmados por las perspectivas de la economía estadounidense. Así, en agosto, Bank of America realizó una encuesta entre 220 gestores de fondos con un patrimonio total de casi 600.000 millones de dólares. Por primera vez en más de diez años, la recesión de la economía estadounidense se mencionó como un riesgo clave de consecuencias imprevisibles para toda la economía mundial. Este punto de vista es sostenido por el 39 % de los encuestados, lo que supone 18 puntos más que el mes anterior.

La opinión de los inversores se ve influida por una serie de indicadores económicos que pueden hablar de una desaceleración de la economía del país norteamericano en un futuro próximo.

El desempleo como precursor de la recesión

Las habladurías sobre una recesión inminente se vieron alimentadas por el aumento del desempleo, que se elevó al 4,3 % en julio, la tasa más alta desde la pandemia, y fue también una de las razones del desplome de los mercados bursátiles.

Los expertos comienzan a hablar de una probable recesión basándose en la llamada regla de Sahm. Se trata de un esquema deducido por la execonomista de la Casa Blanca y de la Reserva Federal, Claudia Sahm.

La esencia de esta regla es que si la tasa media de desempleo de los últimos tres meses es medio punto porcentual superior a la tasa más baja de los últimos 12 meses, la economía ha entrado en recesión.

Los datos han hecho temer a los inversores de que el proceso de recesión esté oficialmente en marcha y que la Reserva Federal se retrase a la hora de recortar los tipos de interés para evitar una recesión.

Disminución de la actividad empresarial

La inquietud de los inversores está relacionada con los datos débiles sobre la economía estadounidense, que también se publicaron en agosto.

Así, el índice de actividad empresarial del sector manufacturero estadounidense cayó a su valor más bajo desde noviembre de 2023, hasta los 46,8 puntos, mientras que un mes antes era de 48,5.

Un valor del indicador inferior a 50 puntos indica un descenso de la actividad en el sector.

En manos de la Reserva Federal

Como señala CBS News, los economistas están preocupados por las «difíciles condiciones financieras» a las que se enfrentan muchas empresas y consumidores. «Mientras la Reserva Federal luchaba contra la inflación subiendo los tipos de interés a su punto más alto en 23 años, esas subidas han puesto cada vez más en aprietos a los estadounidenses que buscan préstamos para comprar propiedades o que tienen deudas con tarjetas de crédito», afirmó la cadena.

En opinión de Gregory Daco, economista jefe de EY-Parthenon, la reciente caída de los mercados podría agravar estos problemas si socava la confianza en la economía, haciendo que las empresas recorten puestos de trabajo o retrasen la contratación y que los consumidores duden a la hora de gastar dinero.

«Si las condiciones financieras se endurecen y los consumidores y las empresas se asustan, podría producirse un retroceso de la inversión y del gasto de consumo que podría desembocar en una recesión», afirma el analista. «La combinación de todos estos factores puede llevar a que se materialice la temida recesión», añadió.

Sin embargo, Goldman Sachs, que había elevado su previsión de probabilidad de recesión al 25 % tras el deterioro de los resultados económicos, ha vuelto a rebajarla al 20 %.

Se informó que la mayoría de los economistas e inversores esperan una reunión de la Reserva Federal el 18 de septiembre sobre un probable recorte de la tasa de interés, lo que podría afectar la probabilidad de una recesión. En julio, el presidente de la Reserva Federal, Jerome Powell, abrió la puerta a una bajada de la tasa a condición de «si obtenemos los datos que esperamos obtener», refiriéndose a cifras que muestren que la inflación sigue enfriándose.

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