Melania Trump ha humillado a la actual Primera Dama. La sucesora de Jill Biden ha rechazado la invitación de acudir a la Casa Blanca este miércoles para encontrarse con su antecesora en la visita tradicional de cortesía entre esposas de presidentes. Según una fuente cercana a la mujer de Trump, la decisión es una venganza con origen en el registro donde los agentes federales hurgaron hasta entre los armarios de la ropa interior de Melania, el incidente del registro que el FBI llevó a cabo en Mar-a-Lago, propiedad de Donald Trump, como parte de una investigación sobre documentos clasificados en manos del expresidente.

«Ella no va a ir», afirmó la fuente citada por The New York Post. «El esposo de Jill Biden autorizó que el FBI hurgara en los cajones de su ropa interior. Los Biden son despreciables», añadió, reflejando un sentimiento de desconfianza y molestia de parte de la ex primera dama hacia la familia presidencial actual. La fuente también señaló que Melania no siente que haya una necesidad de reunirse con Jill Biden. Esta tensión marca un contraste con el recibimiento que ella misma recibió en 2016 de manos de Michelle Obama, quien la guió en una visita a la Casa Blanca tras la victoria de Donald Trump en las elecciones de ese año.

Donald Trump rompió con la tradición de recibir a su sucesor en la Casa Blanca antes de la ceremonia de investidura

En 2020, sin embargo, Donald Trump rompió con la tradición de recibir a su sucesor en la Casa Blanca antes de la ceremonia de investidura, evitando cualquier encuentro formal con los Biden tras perder las elecciones de reelección, en una clara muestra de hostilidad. En aquel momento, varios reportes señalaron que dicha decisión se debía al rechazo de Trump a aceptar los resultados de los comicios. Desde que se conoció la decisión de Melania, The Post ha intentado obtener comentarios adicionales tanto del equipo de campaña de Trump como de la Casa Blanca, pero hasta el momento no ha recibido respuesta oficial de ninguna de las partes.

El incidente de Miami ocurrió en agosto de 2022, cuando agentes del FBI ingresaron a Mar-a-Lago para buscar documentos clasificados que Donald Trump presuntamente se habría llevado tras dejar la presidencia. Durante la inspección, los agentes revisaron minuciosamente la residencia, incluyendo la ropa íntima y el armario de Melania. Según reportes, también inspeccionaron la habitación de Barron Trump, hijo de Melania y Trump.

Melania expresó su frustración por este registro en una entrevista de septiembre en Fox and Friends, calificándolo como una «invasión a la privacidad». «Sí, me hizo enfadar», declaró, y añadió que le resultaba «indignante» que el gobierno hubiera tomado medidas de esa naturaleza. Al regresar a su residencia, describió una escena que, según sus palabras, fue «muy desagradable» y afirmó: «Vi cosas que nadie quiere ver, y te enfadas porque nadie debería pasar por algo así».

En julio de este año, el caso relacionado con los documentos clasificados fue finalmente desestimado por la jueza de distrito Aileen Cannon, lo que dio un respiro a la familia Trump en medio de un panorama judicial complejo. La negativa de Melania a participar en esta visita simbólica es una humillación a la actual primera dama y parece reflejar las profundas divisiones y resentimientos que persisten entre las familias Trump y Biden. Mientras Melania evita el encuentro con Jill Biden, las tensiones entre los Trump y los Biden siguen latentes, recordando los efectos que significó el convulso cambio de poder en 2020. Esta decisión parece reafirmar el distanciamiento que la ex primera dama y su familia mantienen con la actual administración, dejando ver que, al menos por ahora, los gestos de reconciliación entre ambas familias son improbables.

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