«No estoy bien. Hace tiempo que no estoy bien. Desde que denunciaron a mi ex pareja esta condición se ha agudizado», dice Maite Orsini con la voz como si hiciera un esfuerzo por sacarla, de suéter tono hueso, frente a la cocina abierta de un departamento, en lo que son sus primeras palabras desde que a Jorge «Mago» Valdivia lo denunciaron dos mujeres por presunta violación, fue formalizado y cumple arresto domiciliario nocturno.

La diputada de 36 años llama al ex futbolista «mi ex pareja». Reconoce que su relación duró dos años -en revista Velvet había declarado varios meses menos-. Cuenta que las denuncias contra Valdivia le provocaron un shock y una contradicción que la aflige y expresa que está en tratamiento para su salud mental:

«No me ha hecho bien. Me han perseguido en mi oficina, en mi casa, cuando he ido a buscar a mi perro, comprando remedios en la farmacia, hasta en una visita ginecológica, especulando sobre supuestos embarazos, o de mis deseos o no de ser madre, un tema que siempre es tan sensible para cualquier mujer…

«Alcancé un límite más allá de lo que puedo soportar. En este momento estoy enfocada en recuperarme, en sanar, estoy retomando mi trabajo parlamentario, que se ha visto tristemente afectado por todo lo que está pasando»

«Estoy tratando de sanar, de recuperarme, de hacer lo mejor que puedo con lo que pienso y con lo que siento, y por eso también siempre he estado plenamente disponible a lo que se requiera de mí en la investigación.

«Quiero pedir que, por favor, terminemos con el acoso, con los juicios desmedidos. No estoy bien, estoy con tratamiento para mi salud mental, porque la respuesta mediática a una situación que es muy grave y muy chocante ha profundizado un daño en mi salud. Esto no se trata de mí, y por lo mismo pido que nos centremos en lo importante, en respetar y esperar la investigación y que, en definitiva, se haga justicia».

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