El primer ministro canadiense, Justin Trudeau, cuyo partido parece abocado a perder el poder a principios del próximo año, está sometido a una presión cada vez mayor por parte de sus propios legisladores para que dimita y deje el puesto a otra persona.

Tras más de nueve años en el poder, los liberales se enfrentan a una dura derrota en las próximas elecciones debido al cansancio de los votantes y a la indignación por los altos precios y la crisis inmobiliaria.

Según la radiotelevisión canadiense, más de 50 parlamentarios liberales de Ontario —la más poblada de las 10 provincias y principal bastión del partido— se reunieron el sábado y acordaron que Trudeau debe dimitir.

“No hay más alternativa que el cambio de liderazgo ahora”, dijo el domingo a la CBC la legisladora liberal Chandra Arya, tradicionalmente leal a Trudeau. Hasta el viernes, sólo 18 legisladores habían exigido de forma pública la dimisión.

La semana pasada, Trudeau sufrió dos golpes importantes: la dimisión de la ministra de Economía, Chrystia Freeland, en medio de una disputa política sobre el gasto y todos los partidos de la oposición dijeron entonces que se unirían para hacer caer al Gobierno, en minoría.

Si renuncia y el partido tiene tiempo de elegir un nuevo líder permanente, entre los aspirantes podrían figurar Freeland, la ministra de Relaciones Exteriores, Melanie Joly, el ministro de Innovación, François-Philippe Champagne, y el ex gobernador del Banco Central, Mark Carney.

Sin embargo, Trudeau no tiene intención de irse pronto. El diario Globe and Mail dijo, citando a una fuente liberal, que el gobernante pasará las Navidades con su familia antes de tomarse unas vacaciones para esquiar en la provincia de Columbia Británica, en la costa del Pacífico.

Los partidos opositores dicen que, dado que Trudeau tiene los días contados y que el próximo Gobierno estadounidense promete imponer un arancel del 25% a todas las importaciones canadienses, el país necesita unas elecciones ya para formar un gobierno estable.

Los sondeos muestran que los liberales serían aplastados por los conservadores en unos comicios.

El domingo, Trudeau reorganizó su Gobierno tras el nombramiento de ocho nuevos ministros y la redistribución de competencias entre otros cuatro integrantes del gabinete.

La decisión llegó en un contexto de creciente presión política, marcada por el anuncio del Nuevo Partido Democrático (NPD), liderado por Jagmeet Singh, de presentar una moción de censura contra el mandatario.

La reorganización ministerial ocurrió días después de que Freeland renunciara. Su salida, considerada una figura clave en el gabinete, expuso las fisuras internas en el equipo de Trudeau.

Una fuente del Gobierno indicó al canal CBC News que esta remodelación no implica necesariamente que el primer ministro haya tomado una decisión sobre su continuidad en el cargo, pero confirmó que Trudeau está “reflexionando” sobre su posición en el panorama político actual.

Justin Trudeau enfrenta el reto más importante desde que asumió el cargo en 2015. La combinación de conflictos internos, como la salida de Freeland, y las críticas externas, tanto del NPD como del Bloque Quebequés, lo colocan en una posición vulnerable.

Aunque su partido liberal aún controla el poder, el panorama político apunta a un año lleno de incertidumbres que podrían redefinir el escenario político canadiense.

Las próximas semanas serán cruciales para determinar si Trudeau logra recuperar el apoyo necesario para mantenerse en el poder o si, por el contrario, cede el paso a un cambio político impulsado por las fuerzas opositoras.

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