El proyecto de reforma al sistema de pensiones podría ver la luz si es que hoy es aprobado por la Cámara de Diputados. Una discusión que ha seguido muy de cerca el economista Bernardo Fontaine, quien en los últimos años ha liderado el movimiento «Con mi plata no«, en defensa de los ahorros de los trabajadores en sus cuentas individuales.

En Mirada Líbero, Fontaine afirmó que la reforma «es un avance y un éxito indiscutible para ‘Con mi plata no’», debido a que protege la capitalización individual, sin embargo, enumeró varios «puntos negros» de la reforma. A su juicio, «no es mala, pero nos quedamos cortos».

Además, expuso que la negociación generó una fractura en la oposición que quebró «el consenso del Rechazo», algo que considera clave para «derrotar a la izquierda radical» y «sacar a Chile del pantano».

A los senadores de Chile Vamos les «faltó convicción, capacidad negociadora y claridad política»

El líder de «Con mi plata no» reconoció el esfuerzo de los parlamentarios de Chile Vamos que negociaron la reforma con el Ejecutivo, pero aseveró que «faltó convicción, capacidad negociadora y claridad política». De hecho, aseguró que existe un «avance», ya que «pasamos de un gobierno que quería apropiarse de los ahorros completos, a uno que acepta que el 6% termine en la cuenta individual». En esa línea, sostuvo que «es un éxito indiscutible para «Con mi plata no».

Sin embargo, opinó que «uno desearía que los senadores hubieran negociado mejor. Tenían todo para sacar una reforma buena y creo que tiene una nota 4.0″, dijo y agregó que «Chile Vamos lo ha hecho mal en que debió haber hecho una reforma clarita, fácil de explicar, que hubiera concitado el apoyo de la mayoría de la oposición».

Lo sucedido, reflexionó, «divide a la oposición de tal manera que quiebra el consenso que hubo para el Rechazo y que es fundamental para poder derrotar a la izquierda».

La falta de unidad dentro del sector creó, a su juicio, una especie de «guerra civil» que pone en riesgo su capacidad para articularse frente al gobierno. «Chile Vamos tiene un tremendo desafío: ser el articulador de la oposición para lograr lo que necesitamos, que es sacar a Chile de este pantano», enfatizó.

Los «puntos negros» que le preocupan de la reforma

Aunque el economista reconoció avances en algunos aspectos del proyecto, como la mantención de la capitalización individual y la libertad para elegir administradores, también advirtió sobre una serie de «puntos negros» que generan preocupación. Uno de los principales, es la distribución de la cotización adicional del 7%.

Según explicó, «cada año se reparte de forma injusta para los trabajadores. El primer año, por ejemplo, la cotización sube 1% y mientras el Estado recibe el 0,9% de esa cotización en los primeros años y las cuentas individuales reciben apenas un 0,1%». En definitiva, según Fontaine, «Chile Vamos y el gobierno han preferido privilegiar que el Estado reciba las cotizaciones y dejar a la cola a los trabajadores». Este desequilibrio afectaría directamente a los cotizantes, especialmente a quienes están cerca de jubilarse, quienes no alcanzarán a rentabilizar esos aportes.

Además, advirtió que el grueso de la cotización individual va a llegar en dos gobiernos más, por lo que «si este sector radical de izquierda, que sigue pensando que las cotizaciones tienen que ir al Estado, tiene los votos necesarios, puede plantear una reforma a la ley y dar vuelta a esos porcentajes».

Otro punto apuntado por Fontaine es la estatización del Seguro de Invalidez y Sobrevivencia (SIS). «Hoy hay un seguro de invalidez privado que le paga pensión a quienes tienen la desgracia de invalidarse antes de jubilar y eso funciona bien. Ahora va a ser estatal, y uno dice: ‘¿Y por qué?’», criticó.

También cuestionó la participación del Instituto de Previsión Social (IPS) en la administración de cuentas, lo que describió como una «ventana para que el Estado empiece a buscar un camino para administrar los fondos». Según Fontaine, esta medida «abre la puerta a una competencia desleal entre el Estado y los privados».

Fontaine también explicó los detalles del «préstamo estatal» incluido en la reforma. Descartó que fuera «reparto» porque se garantiza la devolución de los fondos, pero cuestionó que el ministro de Hacienda, Mario Marcel, descubrió «un truco para esconder esta deuda de los acreedores internacionales», convirtiéndola en una deuda contingente en lugar de una deuda pública directa. Esta práctica, a su juicio, «crea un mecanismo para que futuros gobiernos inventen nuevos fondos que le permitan meter bajo la alfombra la deuda pública».

«Nos quedamos cortos»

Como conclusión, Fontaine afirmó que «la reforma no es mala, recoge planteamientos, es un avance, pero nos quedamos cortos».

Agregó que «no veo que haya voluntad de corregir las deficiencias de la reforma de pensiones» en la Cámara, por lo que sostuvo que «hay que elegir políticos que en el próximo Congreso se comprometan a hacer los cambios. El préstamo se puede sustituir por bonos del Estado, el SIS puede volver a ser privado, el IPS no tenemos por qué mantener la facultad de que pueda entrometer las manos en la administración de las cuentas, el 1% de reparto se puede reducir», enumeró como posibles mejoras.

Original de El Líbero

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