Entramos de lleno a “modo vacaciones”. Los terminales, aeropuertos, balnearios, atiborrados de alegres veraneantes que buscan desligarse de todo aquello que pueda alterar su tranquilidad; nada de noticias, menos de política, se trata de desconectarse, “hay que recargar las pilas”, porque el año que pasó no fue fácil y el que viene se ve difícil. “Carpe diem”… en buen chileno “ya veremos”, por ahora hay que disfrutar.

Sin embargo, somos un animal político y, aunque estemos veraneando, no falta la oportunidad para “una conversa” sobre cómo están las cosas, especialmente a nivel mundial, porque en lo nacional, fuera de ser aburrido, todos coinciden en lo mismo: delincuencia descontrolada, economía preocupante, etc., etc. Más atractivo resulta comentar obviamente sobre Trump o Milei.

Con Trump los comentarios se centran en: los aranceles a México, Canadá, China; el retiro de la OMS (Organización Mundial de la Salud), del Acuerdo de Paris, sobre Medio Ambiente; del Consejo de Derechos Humanos de ONU; en la suspensión de los recursos de la USAID (Agencia de EE.UU. para el Desarrollo Internacional); en la separación por parte de DOGE (Departamento de Eficiencia Gubernamental) de Elon Musk de 20 mil trabajadores del Gobierno (1% de la plantilla federal); el fin de la cultura WOKE y de los programas DEI (Diversity, Equity, and Inclusión)… Esto, sólo por nombrar los más comentados.

A nuestro vecino Milei se le celebra, entre otras cosas, el que también se haya retirado de la OMS y que sacara “su famosa motosierra” para: reducir a la mitad los ministerios y secretarías; recortar a los empleados públicos con menos de un año de antigüedad; suspender las obras públicas por un año; reducir los subsidios a la energía y al transporte; suspender la publicidad del gobierno por un año; reducir «al mínimo» las transferencias discrecionales a las provincias… todo esto en una Argentina que había sido gobernada por décadas por el populismo y la corrupción Peronista, de donde nunca creyó que iba a salir.

Y lo anterior matizado con otras realidades a nivel mundial. Vemos una Europa “empantanada” por sectores progresistas, los que ahora están siendo lentamente desplazados por movimientos libertarios, como ocurre en Alemania, Italia, Hungría, etc.. Claramente hay una reacción severa contra el Progresismo izquierdista y el Estado benefactor, y un fortalecimiento de las ideas de la libertad, la propiedad, el orden, el progreso… en suma, el regreso a los principios y valores de la Sociedad Libre.

Pensará mi veraniego parroquiano que esta pluma se desubicó al tratar durante su merecido descanso temas políticos. Muy por el contrario, estas líneas son una invitación a pensar, durante este receso estival, en las tendencias internacionales y en que la valiente actitud de los parlamentarios que rechazaron la reforma previsional son un buen augurio para que, en las próximas elecciones, nuestras ideas lleguen a la Moneda. Ello obliga a jugarse por quienes tienen los pantalones bien puestos, y no por pollerudos que “no son ni chicha ni limonada”.

Por Cristián Labbé Galilea

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