El ex presidente ruso y actual vicepresidente del Consejo de Seguridad de Rusia, Dmitri Medvédev, lanzó este jueves una serie de descalificaciones contra Europa luego de la conversación telefónica entre Vladimir Putin y Donald Trump, en la que ambos líderes discutieron una eventual solución para poner fin a la guerra en Ucrania.
A través de su cuenta oficial en X (antes Twitter), Medvédev se refirió con tono despectivo a la reacción de los países europeos por no haber sido incluidos en la negociación: “La frígida solterona Europa está loca de celos y rabia. No fue avisada de la llamada Putin-Trump ni consultada sobre su contenido o declaraciones posteriores. Demuestra su verdadero papel en el mundo y sus posibilidades de enganchar a un marido. No es de extrañar. El tiempo de Europa ha terminado. Es débil, fea e inútil”, escribió el alto funcionario ruso.
Las palabras de Medvédev surgieron luego de que representantes de la Unión Europea expresaran públicamente su desconcierto y malestar por haber sido marginados de la conversación entre ambos líderes. De hecho, medios como Politico reportaron que diplomáticos europeos quedaron “en estado de shock” ante la magnitud y rapidez del anuncio de Trump respecto a un plan de paz. “Era el momento que los europeos y los ucranianos llevaban meses, si no años, temiendo”, indicó el medio.
En paralelo, la ministra de Asuntos Exteriores de Alemania, Annalena Baerbock, afirmó que una paz duradera para Ucrania solo puede lograrse “desde una posición de fuerza” y con “sólidas garantías de seguridad”, descartando cualquier solución negociada sin presencia europea.
Por su parte, la alta representante de la Unión Europea para Asuntos Exteriores, Kaja Kallas, también reaccionó, señalando que “en cualquier negociación, Europa debe tener un rol central”. Subrayó que “la paz solo puede lograrse con y no sin Ucrania ni Europa”.
Las declaraciones de Medvédev reafirman el tono desafiante del Kremlin frente a Occidente, y representan un respaldo público a la iniciativa de Trump, quien durante su llamada con Putin se comprometió a avanzar en un proceso de negociación para poner fin al conflicto, con o sin la participación activa de sus aliados tradicionales.
El incidente también revive tensiones diplomáticas entre Moscú y Bruselas, en un momento clave donde el futuro de la guerra —y de los apoyos internacionales a Ucrania— parece estar en proceso de redefinición.
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