El mundo del cine se viste de luto. Gene Hackman, uno de los actores más respetados de la historia de Hollywood, fue hallado muerto a los 95 años junto a su esposa, la pianista Betsy Arakawa, de 63, en su residencia de Santa Fe, Nuevo México. La información fue confirmada por el sheriff del condado, Adan Mendoza, al periódico Santa Fe New Mexican. También se reportó la muerte del perro de la pareja. Las circunstancias del fallecimiento siguen bajo investigación.
Hackman, dos veces ganador del Oscar, es recordado por su potente presencia en pantalla y por personajes que marcaron una época. Su primer gran reconocimiento vino con The French Connection (1971), donde encarnó al áspero detective “Popeye” Doyle. Años después, deslumbró nuevamente en Unforgiven (1992) como el implacable sheriff “Little Bill” Daggett, papel que le valió su segunda estatuilla dorada.
Desde sus inicios humildes en Illinois durante la Gran Depresión, Hackman atravesó una vida compleja: fue abandonado por su padre en la adolescencia, se enlistó en la Marina mintiendo sobre su edad y descubrió la actuación en California, donde fue subestimado por sus propios profesores. Su historia, sin embargo, fue una constante reafirmación del talento sobre el prejuicio.
Durante cinco décadas, Hackman protagonizó más de 80 películas, eludiendo la etiqueta de “estrella” y dedicándose al arte de interpretar. “Fui entrenado para ser actor, no una celebridad”, solía decir. Entre sus papeles más recordados se encuentran The Conversation, Mississippi Burning, Hoosiers, Enemy of the State y la entrañable The Royal Tenenbaums, donde encarnó a un padre tan excéntrico como inolvidable.
En 2008 se retiró del cine y de la vida pública, refugiándose en Santa Fe, donde se dedicó a la escritura y la pintura. Allí vivió junto a Arakawa, su esposa desde 1991. Su bajo perfil lo mantuvo alejado de los focos, pero su legado creció silenciosamente con cada nueva generación que descubre su cine.
Hoy, el séptimo arte despide a un actor que hizo del realismo su bandera y de la intensidad emocional su herramienta. Gene Hackman no buscó el protagonismo fuera del set, pero en la pantalla fue una fuerza imposible de ignorar. Su partida cierra un capítulo de oro en la historia del cine estadounidense.
*Esta noticia fue redactada utilizando los adelantos técnicos propios de este sitio web. Se acepta cualquier reproducción en otro medio, ojalá citando la fuente: www.eldiariodesantiago.cl