Crudos testimonios dan cuenta de la extorsión que estarían ejecutando bandas de delincuentes venezolanos a locatarios del Barrio Bellavista de Santiago. Los criminales dicen pertenecer al “Tren de Aragua”.
Un reportaje de diario La Tercera evidenció el lucrativo negocio de la “rumba” venezolana que ha emprendido una decena de locales del tradicional barrio bohemio de la capital. Junto con las ganacias, eso sí, el sector estaría enfrentando una aterradora consecuencia.
Con la alta afluencia de público venezolano, que gastaría mucho más que el chileno, delincuentes comenzaron a dejar mensajes a los dueños de locales sobre el pago de un dinero mensual, bajo amenaza. Es decir, extorsión.
“Me pedían pagar $ 1 millón mensual. Por cualquier otro evento grande que hiciera, tenía que pagar una cuota extra. Si yo traía un artista y hacía una superproducción, era más plata”, contó al citado medio un locatario que se aburrió y se fue del lugar.
Una vecina aseguró que “cerca de un 80% prefieren pagar la famosa ‘vacuna’ para poder trabajar”.
Un extranjero que también dejó el negocio contó que un día le llegó un mensaje de texto. “Me declararon enemigo del Tren, pero yo no pesqué. Después llegaron directamente a mi local. Ellos tienen infiltrados dentro de la gente que trabaja con uno. A mí me vendió un trabajador. Les dio mis horarios, los autos que yo tenía, las ventas que yo hacía, toda la información de mi negocio”, relató. Este empresario se negó a pagar y optó por denunciar a la PDI.
Sobre las consecuencias, los afectados dicen haber escuchado disparos injustificados en reiteradas ocasiones y el intento de incendio de un local nocturno.
“Te conviertes en un esclavo”
La vecina consultada en el reportaje dejó entrever que la extorsión podría ir derivando a un control mayor de estas bandas en todo el sector.
“Nuestro mayor miedo es que el crimen organizado termine comprando o haciéndose cargo en las sombras de los locales nocturnos. Y creemos que eso ya está pasando”, indicó.
Un mesero que dijo haber visto cómo las bandas usan las zonas VIP de algunos locales para reunirse entre ellos. Dejan sus armas sobre la mesa y consumen drogas y alcohol.
“Hay varios que optan por pagar, cada cual con su tema. Pero si les pagas, ellos después ocupan tu local para hacer sus negocios, para vender droga, llegan armados a tu local”, explicó otro locatario.
“Si, por ejemplo, viene el fin de semana y tú decides traer un DJ a un evento, ellos te llaman y te dicen que no puedes hacerlo, porque ellos tienen un evento en otro local y tú no les puedes competir. Te conviertes en un esclavo”, lamentó.
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