Aunque la Iglesia Católica le ofrecía un sueldo mensual que rondaba los 32 mil dólares (cerca de 30 millones de pesos chilenos), el Papa Francisco rechazó ese pago desde el inicio de su papado.
Fiel a su mensaje de austeridad y rechazo a los lujos, Jorge Bergoglio decidió vivir bajo sus propias reglas: sin salario, sin excesos y con una cuenta que se usaba más para dar que para recibir.
Según revelaron medios como The Economic Times y Hindustan Times, el Sumo Pontífice nunca aceptó el sueldo que le ofrecía el Vaticano e incluso desde el 2001, cuando aún era cardenal, había dejado clara su postura: no recibiría ningún ingreso mensual desde la Iglesia.
En su lugar, contaba con una asignación mensual para gastos personales que rondaba los 2.500 a 3.000 euros (entre 2.7 y 3.3 millones de pesos chilenos), según señalan desde el medio español As.
Sin embargo, lejos de destinar ese dinero a lujos, el Papa lo donaba regularmente a fundaciones, lo depositaba en fideicomisos o incluso lo distribuía entre sus familiares.
“A mí no me pagan nada”, dijo el propio Francisco en el documental “Amén: Francisco Responde”, donde explicó que “cuando necesito plata para comprarme zapatos o así, la pido. Yo no tengo sueldo”.
El legado de Francisco no solo quedó en sus palabras, sino también en sus actos, por ejemplo el Sumo Pontífice decidió vivir en la Casa Santa Marta, una residencia más simple dentro del Vaticano, en vez del lujoso Palacio Apostólico.
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