El Papa Francisco, conocido por romper moldes y acercar la Iglesia al pueblo, no dejó de hacerlo ni siquiera al planear su despedida final. Su funeral, que se celebrará este sábado 26 de abril en la Plaza de San Pedro, ha estado lleno de detalles que reflejan su estilo sencillo y su mensaje de humildad.
Uno de los cambios más llamativos fue la eliminación del tradicional triple ataúd. En lugar de los clásicos cofres de ciprés, plomo y roble, su cuerpo fue colocado en un ataúd de madera con interior de zinc, una elección sobria y coherente con su deseo de austeridad.
Tampoco será enterrado en las criptas del Vaticano, como la mayoría de los papas. Francisco eligió como su lugar de descanso la Basílica de Santa María la Mayor, donde tantas veces acudió a rezar en silencio ante el ícono de la Virgen “Salus Populi Romani”. Un detalle íntimo que habla de su vínculo personal con ese lugar.
Durante tres días, a partir de este miércoles su féretro fue expuesto en la Basílica de San Pedro, permitiendo que miles de fieles de todo el mundo puedan despedirse. Acompañado por la Guardia Suiza y rodeado de oraciones, el último adiós estuvo marcado por una mezcla de solemnidad y cercanía.
Francisco, cuyo nombre secular era Jorge Mario Bergoglio, fue el primer Papa americano y el primero jesuita, singularidades que quiso reflejar en su papado.
Desde su nombramiento en marzo de 2013, Francisco quiso imponer la idea de una Iglesia «pobre y para los pobres», con gestos de sencillez como el de no vivir en el apartamento privado de los Papas en el Vaticano sino en un cuarto en la residencia de Santa Marta.
En abril de 2024, Francisco aprobó la nueva edición del libro litúrgico para las exequias del Papa, el «Ordo Exsequiarum Romani Pontificis» (Rito de las exequias del Romano Pontífice), en el que dio nuevas indicaciones sobre cómo deben ser los funerales de los jefes de la Iglesia Católica.
La idea principal, de acuerdo al documento publicado en noviembre de 2024, es simplificar y adaptar algunos ritos para «mostrar que el funeral del Romano Pontífice es el de un pastor y discípulo de Cristo, y no el de un poderoso hombre de este mundo».
De hecho, para muchos expertos ese es el principal objetivo de los cambios que aprobó Francisco.
«Ahora se trata más del entierro de un obispo diocesano que el de un emperador romano y ese era el mensaje que quería dejar Francisco», le dijo a BBC Mundo Massimo Faggioli, experto en teología de la Universidad de Villanova, en EE.UU
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