El cardenal Robert Francis Prevost fue elegido por sus pares como el nuevo pontífice que sucederá al fallecido papa Francisco. Nacido en Estados Unidos, Prevost adoptó el nombre de León XIV tras su elección en el cónclave celebrado junto a otros 132 cardenales electores.
La tradicional proclamación «Habemus Papam» estuvo a cargo del cardenal protodiácono Dominique Mamberti, quien presentó al nuevo papa desde el balcón central de la basílica de San Pedro, frente a una multitud congregada en la plaza homónima. La ovación fue inmediata.
El proceso concluyó una vez alcanzado el umbral de dos tercios de los votos —89 de los 133 posibles— tras lo cual Prevost aceptó formalmente su designación y eligió el nombre con el que será conocido como pontífice.
Según el protocolo, el nuevo papa fue conducido desde la Capilla Sixtina hasta la llamada «Sala de las Lágrimas», un espacio reservado para la reflexión y el recogimiento. Allí, rodeado de las vestiduras litúrgicas ya preparadas, tuvo un momento de intimidad antes de su primera aparición pública.
Finalmente, como es tradición, el papa León XIV dirigió unas palabras a los fieles reunidos en la plaza de San Pedro y otorgó la bendición urbi et orbi, iniciando así su pontificado ante los ojos del mundo.
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