La reforma previsional, que todos los gobiernos desean implementar de acuerdo a las diferentes miradas políticas, de lo que significa mejorar las pensiones, es un tema de estado, pero que ningún gobierno ha conseguido atribuirse que es lo mejor, ya que no existe consenso alguno y ninguna es tan buena ni mala, porque siempre la oposición de turno, no permite que otros se lleven los honores respectivos.

Los años pasan rápidamente, y lo que se ofreció en campañas políticas, de mejorar el sistema previsional, solo se ha transformado en slogan que parecen muy bonitos, y qué, sin embargo, no se cumplen, porque digamos la verdad, no les interesa las personas sino solo sacar réditos electorales, y que mejor ejemplo cuando la ministra del trabajo, recorre el país, y hoy es candidata a presidente de la nación.

Lo único concreto y real, en que políticas públicas, que han obtenido un consenso, es la reforma previsional del pilar solidario, de ex presidenta Bachelet, en su primer mandato, que fue algo que permitió incorporal a adultos mayores, sin previsión alguna, lo que se valora hasta hoy y permitió, implementar algo justo y necesario.

Posteriormente, otra política de estado, en materia previsional, fue la PGU, Pensión Garantizada Universal, del ex presidente Sr. Sebastián Piñera (Q.E.P.D.) en que favorece especialmente a la clase media, y es por lejos el mayor aporte a los pensionados, donde muchas veces, es la ayuda más alta en monto para implementar las pensiones, y ha duplicado, las pensiones en la mayoría de los casos.

Nuestro país hizo un giro tan drástico, al suponer que unos jóvenes, que se definieron con una moralidad superior a quienes los antecedieron, nos iban a enseñar como se debía gobernar, nos dijeron sin apitutados, que recibirían sueldos menores, que el amiguismo se terminaría, que venían a cambiarlo todo, y hoy nos demuestran que solo utilizaron la juventud para defraudar, para apoderarse de dineros de los más vulnerables.

Lo que ignoran es que “la juventud es una enfermedad que se cura con el transcurso del tiempo”, ese tiempo en que estamos todos esperanzados en no volver a repetir o creer a un grupo de amigos, muy avezados en apoderarse de recursos destinados a fundaciones.  No les importan los mayores, ni la delincuencia, ni quienes están en listas de espera por atención médica, ni la educación ni la falta de viviendas, no les importa los “errores” de ministros con pergaminos que sucumbieron ante el poder que todo lo corrompe. Basta de estos años de destrozo moral y económico que solo depende de un voto, el suyo y el mío.

 

  • Escrito especialmente para El Diario de Santiago por Margot Guerrero Bruner

Asesora Previsional

Corredor de Seguros

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