La población extranjera en Chile alcanzó los 1.918.583 residentes al 31 de diciembre de 2023, lo que representa un crecimiento de 82.446 personas respecto al año anterior, según datos del Instituto Nacional de Estadísticas (INE). De estos, 1.042.594 tienen empleo formal o informal, lo que refleja que la mayoría de los inmigrantes llegan al país por motivos laborales.

Un porcentaje significativo de los ingresos generados por estos inmigrantes se destina al envío de remesas a sus países de origen. El Banco Central de Chile publica anualmente los datos sobre remesas, y según los registros de 2024, los extranjeros residentes enviaron US$ 2.015 millones, lo que representa una caída del 11% en comparación con los US$ 2.264 millones enviados en 2023. Este descenso marca tres años consecutivos de disminución y es un 34% menor que el máximo de envíos registrado en 2021, cuando las remesas totalizaron US$ 3.054 millones. En 2022, el total fue de US$ 2.341 millones.

Factores que explican la disminución de las remesas

Varios factores explican esta baja en las remesas, según los expertos. Uno de los principales es la desaceleración económica en Chile, que ha afectado la creación de empleo y el costo de vida. Álvaro Bellolio, exdirector del Servicio Nacional de Migraciones, subrayó que la debilidad en el empleo formal en sectores que históricamente han absorbido una gran cantidad de inmigrantes, como la construcción, el comercio y los servicios, ha reducido la capacidad de los trabajadores extranjeros para enviar dinero a sus países.

Tomás Flores, economista de Libertad y Desarrollo (LyD), indicó que el enfriamiento de la economía también ha impactado los flujos de remesas. «La moderación de las remesas enviadas en 2024 refleja un mercado laboral débil, con una creación de empleo significativamente más lenta», señaló.

Carolina Stefoni, académica de la Universidad de Tarapacá, agregó que otro factor relevante es la informalidad laboral entre los inmigrantes. «Esto reduce los ingresos de los trabajadores y, por ende, su capacidad para enviar dinero a sus familias», explicó. Además, el alza del dólar también ha influido en la disminución de las remesas.

Envíos informales y los casos de Venezuela

Bellolio y Stefoni coincidieron en que una parte de las remesas no se realiza a través de canales formales como empresas de transferencias o bancos, sino que se utiliza rutas informales o no reguladas. «La expansión de canales informales implica que una proporción de los flujos de dinero podría no estar siendo registrada, lo que contribuye a la caída de las cifras oficiales», afirmó Bellolio.

Este fenómeno es especialmente notable en los envíos hacia Venezuela, que, a pesar de ser la comunidad con mayor presencia en Chile, no figura en los registros del Banco Central. Los inmigrantes venezolanos prefieren utilizar vías informales debido al control cambiario y la hiperinflación en su país, lo que hace inviable el uso de los canales tradicionales.

La ruta más común para enviar remesas desde Chile hacia Venezuela es a través de Colombia o Panamá. En Colombia, los pesos chilenos se convierten en dólares, luego en bolívares en Cúcuta, y finalmente se transportan a Venezuela. En Panamá, los inmigrantes suelen recurrir a transferencias bancarias.

Destinos de las remesas

Aunque el Banco Central publicará el destino de las remesas por países en agosto, los datos aproximados de 2023 muestran que los países que recibieron mayores montos fueron Colombia (US$ 589 millones), Perú (US$ 429 millones), Bolivia (US$ 294 millones) y Haití (US$ 189 millones), con una caída del 22% en comparación con el año anterior.

La disminución en las remesas es un reflejo de la difícil situación económica tanto en Chile como en los países receptores, lo que afecta las transferencias de dinero que los inmigrantes envían a sus familias.

/psg