Un ataque aéreo lanzado por el Ejército de Israel en la madrugada de este viernes contra supuestos “objetivos nucleares” en Irán ha desencadenado una crisis regional de alto impacto. El bombardeo, calificado como “preventivo” por fuentes israelíes, provocó la muerte del general Hosein Salami, comandante en jefe de la Guardia Revolucionaria Iraní (IRGC, por sus siglas en inglés), junto a otras figuras de alto rango del régimen.

La agencia estatal IRNA confirmó la muerte de Salami mediante un comunicado de la IRGC. Poco antes, el portavoz de las Fuerzas Armadas de Irán, general Abolfazl Shekarchi, había declarado al mismo medio que “varios comandantes han sido martirizados” y advirtió que Israel “pagará un gran precio” por esta ofensiva.

Las represalias no se hicieron esperar en el terreno diplomático. El líder supremo de Irán, el ayatolá Ali Khamenei, emitió un mensaje contundente a través de sus canales oficiales: “Con este crimen, el régimen sionista se ha preparado para un destino amargo y doloroso, y sin duda lo recibirá”. Khamenei calificó el bombardeo como una “agresión directa contra civiles y objetivos científicos”, y agregó que “el régimen debe esperar un castigo severo. La poderosa mano de las fuerzas armadas de la República Islámica no lo abandonará, si Dios quiere”.

El ataque sobre Teherán y otras instalaciones estratégicas, incluida infraestructura nuclear, marca un punto de inflexión en el conflicto entre ambos países. Las implicancias geopolíticas y militares aún están por definirse, pero las declaraciones desde Teherán sugieren que una respuesta directa está en curso.