Aunque fue el evento de lluvia más intenso del año, el sistema frontal que afectó a gran parte del país no superó en magnitud a las tormentas registradas en 2023 y 2024. Durante la semana previa, se pronosticaban hasta seis días consecutivos de precipitaciones para la zona central; sin embargo, el escenario fue menos prolongado de lo esperado.
La Dirección Meteorológica de Chile redujo la advertencia a un evento de “lluvias fuertes en corto periodo, desde la tarde del domingo hasta la mañana del lunes”, y emitió una alerta meteorológica que se extendió desde la región de Coquimbo hasta Los Lagos. En promedio, se acumularon 33 mm de agua caída, con ráfagas de viento que alcanzaron los 83 km/h en la Región Metropolitana y hasta 109 km/h en el Biobío.
El fenómeno fue impulsado por un río atmosférico que transportó humedad subtropical hacia el centro del país. Al interactuar con un frente frío y la geografía de la capital, provocó precipitaciones intensas y un significativo aumento en la velocidad del viento.
“El nivel de precipitaciones fue tan intenso como se había previsto hace unos días”, señaló Raúl Cordero, climatólogo y académico de la Universidad de Santiago. Advirtió además que precipitaciones concentradas en lapsos breves suelen tener potencial destructivo.
Aunque no se trata de una situación habitual todos los inviernos, Cordero recordó que junio es históricamente uno de los meses más lluviosos en gran parte del país, lo que explica la recurrencia de eventos intensos en esta época del año.
El frente concluyó la tarde del lunes, pero dio paso a una marcada ola de frío que afectará a las mismas zonas ya impactadas por la lluvia. Se anticipan heladas matinales intensas entre miércoles y viernes, con mínimas cercanas a los 0 °C en áreas urbanas de la zona central, y bajo cero en sectores rurales del valle interior.
Pese al uso mediático del término “ola polar”, la directora del Observatorio Climático de la Universidad San Sebastián, Paula Santibáñez, aclaró que se trata en realidad de heladas radiativas. Este fenómeno se produce cuando, tras el paso de un sistema frontal, el cielo despejado y la ausencia de viento permiten una rápida pérdida de calor durante la noche.
Las temperaturas mínimas podrían rondar los –1 °C a –2 °C el miércoles en el sur, y llegar a los –3 °C el jueves, especialmente en Ñuble, Biobío, La Araucanía y Los Ríos. Estas condiciones, advirtió Santibáñez, podrían afectar cultivos, ganado y sistemas de riego.
Según Meteored, la masa de aire frío se mantendrá durante el resto de la semana, con cielos mayormente despejados que facilitarán el descenso térmico en el centro y sur del país. De hecho, ya se registraron mínimas de 0,5 °C en la Región Metropolitana el viernes y sábado pasados. Si estas se repiten por tres días consecutivos, se cumplirían los criterios para considerar una ola de frío, según los parámetros de la Dirección Meteorológica de Chile, que ya ha identificado dos ciclos similares en abril.
Mientras tanto, la Patagonia se prepara para un nuevo sistema frontal que traerá lluvias nuevamente hasta la Región de Los Lagos. Las autoridades, tanto meteorológicas como del Servicio Nacional de Prevención y Respuesta ante Desastres (Senapred), mantienen la alerta activa ante la posibilidad de nuevos eventos extremos en el sur.
“Este fue el evento más fuerte del año. Pero tener lluvias intensas en junio no es algo inusual: es el mes más lluvioso en Chile”, concluye Cordero. Aun así, el climatólogo destacó un aspecto positivo: el sistema frontal permitió reducir significativamente el déficit de precipitaciones en buena parte del país, incluida la capital.
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