El avance en la exploración espacial ha permitido recopilar una cantidad sin precedentes de datos sobre el cosmos. Sin embargo, una pregunta clave sigue sin respuesta: ¿estamos solos en el universo? Para el biofísico canadiense Maikel Rheinstadter, profesor de la Universidad McMaster, la respuesta se inclina hacia un claro “no”.

Según su hipótesis, respaldada por análisis científicos y matemáticos, la probabilidad de que existan civilizaciones inteligentes en la galaxia es extremadamente alta.

Una búsqueda que se intensifica con nueva tecnología

Instrumentos como el telescopio espacial James Webb (JWST) han permitido detectar miles de exoplanetas potencialmente habitables. Además, los detectores de ondas gravitacionales han revolucionado nuestra comprensión del universo, registrando eventos cósmicos como choques de agujeros negros y supernovas.

Pero uno de los objetivos más ambiciosos de esta exploración es encontrar vida más allá de la Tierra.

¿Qué es la vida en el contexto del cosmos?

Definir la vida no es sencillo. Aunque intuitivamente podemos reconocer seres vivos, establecer una definición científica universal es complejo.

En términos generales, la vida se describe como un sistema químico autosuficiente que procesa información y mantiene baja entropía. En la Tierra, esto se manifiesta a través del ADN, ARN y proteínas, con el ADN funcionando como el plano genético esencial.

Pero en otros planetas, la vida podría basarse en principios muy distintos, incluso en elementos químicos alternativos.

¿Qué dice la ciencia sobre los aliens inteligentes?

Rheinstadter, doctorado en la Universidad de Saarland y experto en biofísica de membranas, plantea que la existencia de vida inteligente extraterrestre es matemáticamente viable.

Una herramienta clave para sostener esta idea es la ecuación de Drake, que estima el número de civilizaciones detectables en la Vía Láctea. Esta ecuación considera factores como:

  • Tasa de formación de estrellas

  • Fracción de estrellas con planetas

  • Cantidad de planetas potencialmente habitables

  • Probabilidad de vida inteligente

  • Capacidad tecnológica detectable

Cálculos optimistas basados en estos factores sugieren que podrían existir hasta 12.500 civilizaciones tecnológicas en nuestra galaxia. Incluso, se estima que la probabilidad de que la humanidad sea la única especie tecnológica en el universo observable es inferior a 1 en 10.000 millones de billones.

¿Cómo se busca vida inteligente en la actualidad?

Los esfuerzos por detectar vida inteligente se concentran en diversas iniciativas:

  • SETI (Search for Extraterrestrial Intelligence): analiza señales de radio provenientes del espacio.

  • Misiones espaciales como el rover Perseverance en Marte.

  • Estudios espectroscópicos del JWST: buscan bioseñales en atmósferas de exoplanetas.

¿Podría la vida no estar basada en carbono?

Sí. Aunque toda la vida en la Tierra depende del carbono, el silicio es un candidato viable para sustentar formas de vida diferentes. Comparte propiedades químicas similares con el carbono y ya desempeña un rol en organismos terrestres como las diatomeas, que usan dióxido de silicio para formar sus estructuras.

Esto sugiere que, bajo ciertas condiciones, la vida basada en silicio es plausible en otros mundos.

El origen de la vida: ¿vino del espacio?

El debate sobre el origen de la vida en la Tierra se divide entre dos hipótesis:

  • Extraterrestre: moléculas orgánicas llegaron en meteoritos

  • Terrestre: la vida surgió en condiciones geoquímicas primordiales

Diversos estudios han encontrado aminoácidos y compuestos orgánicos en meteoritos, lo que refuerza la idea de un origen cósmico. Algunas asimetrías en su composición incluso podrían haber influido en el desarrollo de la vida terrestre.

Conclusión: ¿Estamos realmente solos?

La combinación de evidencia científica, herramientas tecnológicas y probabilidad estadística sugiere que la vida inteligente fuera de la Tierra no solo es posible, sino probable.

La humanidad podría no estar sola, y los próximos años podrían ser clave para responder, de una vez por todas, esta pregunta milenaria.

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