La NASA ha sido durante décadas objeto de teorías y especulaciones relacionadas con objetos voladores no identificados (OVNIs). Sin embargo, en los últimos años, la agencia espacial estadounidense ha adoptado una postura más abierta frente al fenómeno, ahora conocido oficialmente como UAPs (fenómenos anómalos no identificados).
Una nueva era de transparencia… con límites
En 2023, la NASA formó un comité independiente para estudiar los UAPs, compuesto por científicos, exmilitares, y expertos en datos. El informe publicado en septiembre de ese año reconoció la existencia de fenómenos que aún no tienen explicación, pero afirmó que no hay evidencia concluyente de origen extraterrestre.
“No hay razón para pensar que los UAP tengan un origen alienígena”, declaró Bill Nelson, administrador de la NASA. Sin embargo, también reconoció que la mayoría de los casos siguen sin resolverse debido a la falta de datos de calidad.
Lo que la NASA sí revela
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Videos desclasificados muestran objetos con trayectorias y velocidades inusuales captados por pilotos militares.
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La NASA ha creado un nuevo cargo oficial: Director de Investigación de UAP, quien coordina el análisis de estos fenómenos dentro de la agencia.
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Se impulsa el uso de inteligencia artificial y satélites para recopilar datos científicos confiables.
¿Y los secretos?
Aunque la NASA sostiene que no oculta evidencia sobre vida extraterrestre, muchos críticos apuntan a la colaboración con el Pentágono y otras agencias, lo que, según ellos, limita la transparencia.
Exfuncionarios como David Grusch, exoficial de inteligencia, han asegurado ante el Congreso de EE.UU. que el gobierno posee restos de naves no humanas y biomateriales de origen desconocido. La NASA, sin embargo, no ha confirmado tales afirmaciones y continúa exigiendo más evidencia científica antes de emitir conclusiones.
¿Qué viene ahora?
La agencia planea lanzar nuevas misiones de observación, mejorar los sistemas de detección y fomentar la colaboración internacional, con el objetivo de entender los UAPs desde un enfoque científico y no especulativo.
Mientras tanto, el debate sigue abierto: ¿es prudencia científica o encubrimiento?
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