Un reciente estudio firmado por tres investigadores de la Iniciativa para Estudios Interestelares en Londres, Reino Unido —entre ellos el físico Avi Loeb— plantea una hipótesis intrigante: el objeto 3I/ATLAS, recientemente descubierto en su paso por el sistema solar, podría ser más que una simple roca interestelar. Según los autores, ciertas características orbitales y físicas coinciden sorprendentemente bien con una maniobra deliberada, lo que lleva a considerar —aunque de forma especulativa y con cautela— la posibilidad de un origen artificial.

¿Dónde están todos? El silencio cósmico y la hipótesis del bosque oscuro

La pregunta formulada por Enrico Fermi hace décadas —«¿Dónde están todos los extraterrestres?»— ha generado múltiples respuestas teóricas. Una de las más inquietantes es la hipótesis del bosque oscuro, popularizada por la novela del mismo nombre escrita por Cixin Liu. Según esta teoría, el universo está lleno de civilizaciones inteligentes que se mantienen en silencio, ocultándose para evitar ser detectadas y destruidas por posibles amenazas.

En ese contexto, el silencio detectado por los radiotelescopios de la comunidad SETI no indica ausencia de vida inteligente, sino una posible estrategia de supervivencia universal. El nuevo estudio sugiere que 3I/ATLAS podría ofrecer evidencia indirecta a favor de esta hipótesis.

3I/ATLAS: una serie de anomalías inesperadas

El estudio detalla varias características sorprendentes de 3I/ATLAS, que lo distinguen de objetos interestelares naturales como 1I/ʻOumuamua:

  • Órbita retrógrada alineada con el plano eclíptico: el ángulo entre su trayectoria y el plano orbital de la Tierra es menor a 5 grados, una coincidencia con solo un 0,2 % de probabilidad estadística.

  • Tamaño inusualmente grande: con un diámetro estimado de 20 kilómetros, 3I/ATLAS es demasiado grande para el número de objetos similares detectados, lo que contradice modelos estadísticos. Para cada objeto de este tamaño, deberíamos haber visto un millón de cuerpos más pequeños antes.

  • Ausencia de gases cometarios: las observaciones espectroscópicas no detectaron actividad gaseosa típica de cometas, sugiriendo que el enrojecimiento observado podría deberse a su superficie sólida, no a una coma.

  • Aproximaciones cercanas sincronizadas a Venus, Marte y Júpiter, con una probabilidad acumulada de apenas 0,005 % si su llegada hubiera sido al azar.

  • Perihelio oculto tras el Sol desde la perspectiva terrestre, el punto ideal para ejecutar una maniobra de frenado (Oberth solar inversa), justo cuando la observación desde la Tierra es prácticamente imposible.

¿Una maniobra de infiltración? ¿O pura coincidencia astronómica?

Según los autores, la trayectoria retrógrada y su alineación con el plano eclíptico facilitaría el acercamiento a la Tierra con mínima detección. Además, el hecho de que la mayor proximidad al Sol ocurra en el lado opuesto al de la Tierra, y que esa ubicación sea ideal para frenar y quedarse en el sistema solar, refuerza la posibilidad de una maniobra deliberada.

Una intercepción óptima para visitar la Tierra, afirman, coincidiría con finales de noviembre o principios de diciembre de 2025. Lanzamientos de objetos desde 3I/ATLAS hacia Venus, Marte o Júpiter requerirían menos de 5 km/s de velocidad adicional, alcanzable con misiles balísticos intercontinentales.

Un estudio con cautela científica, pero abierto a hipótesis no convencionales

Los autores dejan en claro que no sostienen necesariamente la hipótesis de que 3I/ATLAS sea un artefacto tecnológico. Lo más probable, señalan, es que sea un objeto interestelar natural, posiblemente un cometa inactivo. Sin embargo, destacan que sus características merecen un análisis científico sin prejuicios, y que explorar hipótesis poco probables, pero con consecuencias potenciales graves, es parte del ejercicio académico responsable.

Ignorar la opción tecnológica no es un signo de inteligencia”, escribe Avi Loeb en uno de sus ensayos.

Un llamado a la vigilancia cósmica

El estudio propone aplicar la lógica de la apuesta de Pascal: si la hipótesis resulta ser incorrecta, se habrá perdido poco más que tiempo y curiosidad. Pero si resulta ser cierta y no se actuó a tiempo, las consecuencias podrían ser existenciales. Como explica el estudio, si 3I/ATLAS fuera un mensajero con intenciones benignas, no habría nada que temer. Pero si no lo es, ignorar la advertencia podría ser fatal.

Mirando hacia el futuro

Con la próxima entrada en funcionamiento del Observatorio Vera C. Rubin, se espera la detección de decenas de objetos interestelares similares en la próxima década. Este estudio, según sus autores, pretende establecer un marco metodológico para evaluar científicamente la posibilidad de origen artificial en futuros casos.

Conclusión: la selección natural podría extenderse al espacio interestelar

El estudio sugiere que el universo, como un bosque oscuro, podría estar regido por una forma extendida de selección natural cósmica, donde la supervivencia del más apto incluye civilizaciones capaces de ocultarse, evaluar amenazas y explorar con inteligencia.

La hipótesis de que 3I/ATLAS sea una sonda tecnológica activa no está confirmada ni adoptada como la explicación principal. Pero, como subraya el estudio, en un universo donde los errores podrían significar la extinción, a veces pensar lo impensable es el primer paso para estar preparados.

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