A los 83 años, Isabel Allende sigue escribiendo, viviendo y removiendo fibras profundas en millones de lectores. Con más de 73 millones de ejemplares vendidos, la autora chilena se consolida como la escritora viva más leída del mundo hispanohablante. Pero detrás de las cifras récord, hay una narrativa marcada por el dolor personal, la memoria y una búsqueda constante de sentido, especialmente tras la pérdida de su hija Paula, episodio que transformó su literatura y su vida.
El libro Paula, publicado dos años después del fallecimiento de su hija, no es solo un testimonio conmovedor: es un punto de inflexión. Durante una entrevista con el programa SuperLatina, Allende relató cómo esa experiencia alteró su visión de la despedida y del vínculo con lo inexplicable. “Vi a Paula sentada en mi cama, y eso era imposible. Ella me dijo claramente: ‘déjame ir, ya es hora’”, contó. La imagen, que percibió como una visión, se volvió aún más perturbadora cuando encontró las zapatillas de su hija al lado de la cama. “¿Las traje yo? No sé. Pero si me preguntas qué pasó, Paula vino y me dijo ‘déjame ir, mamá’”, insistió.
Ese episodio marcó un antes y un después. Lo compartió con Ernesto, el esposo de su hija, y ambos aceptaron dejarla partir. Paula falleció seis días después, el 6 de diciembre de 1992, a los 28 años, luego de un coma provocado por una crisis de porfiria que le dejó daños cerebrales irreversibles. A raíz de esa experiencia, Allende hizo un pacto con su hijo: si alguna vez se encuentra en una situación similar, quiere evitar el sufrimiento prolongado. “Porque es un derecho básico morir con dignidad”, afirmó, consciente de que la decisión de suspender la alimentación de un ser amado puede ser devastadora, pero también un acto profundo de amor y liberación.
📚 Un libro que transformó el duelo en vínculo colectivo
Convertido en una de sus obras más icónicas, Paula trasciende el formato epistolar y se convierte en un refugio compartido para miles de lectores que, hasta el día de hoy, siguen escribiéndole a la autora. “Es el libro que más me ha dado en la vida”, confesó Allende en declaraciones a la Organización Cervantes. “Recibo cartas todas las semanas, sigue presente como libro y como espíritu de mi hija”.
Más allá del testimonio del proceso clínico, la novela explora también los recuerdos de infancia, juventud y exilio de la autora, convirtiéndose en un espacio de elaboración emocional y memoria personal. Ese tránsito del dolor a la escritura fue también una forma de resistencia: transformar la pérdida en palabra, el quiebre en obra, el duelo en legado.
“El momento en que Paula murió lo viví como un fracaso personal. Sentí que había fallado como madre. Pero con el tiempo, entendí que ningún otro fracaso iba a tener ese peso. Todo lo demás se volvió relativo”, compartió Allende. Esa redefinición del fracaso y la perspectiva que otorga el duelo marcan el tono emocional de su escritura posterior, que siguió explorando temas como la pérdida, la identidad y el amor incondicional.
✒️ Isabel Allende: una vida de historias que ya son nuestras
A lo largo de más de veinte libros, Isabel Allende ha conquistado lectores en todos los continentes. Su narrativa, cargada de fuerza emocional, mirada crítica y sensibilidad histórica, la convirtió en una referente ineludible de la literatura contemporánea en español.
La autora ha recibido numerosos premios y distinciones, pero quizás su mayor legado no esté en los galardones, sino en la capacidad de conectar su historia personal con la de miles de personas. Sus libros funcionan como espejos emocionales, canales de consuelo y reconocimiento para lectores que, como ella, han enfrentado pérdidas, migraciones y recomienzos.
Hoy, al cumplir 83 años, Isabel Allende celebra mucho más que una cifra: celebra una vida atravesada por la escritura como forma de resistencia, por el duelo como motor creativo y por una voz que ha sabido mantenerse vigente, íntima y universal al mismo tiempo. Su legado literario no es solo suyo; ya forma parte de la memoria emocional compartida de millones.
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