Al igual que en 2023 y 2024, los ingresos fiscales están generando preocupación en el gobierno, poniendo en duda la posibilidad de cumplir con la proyección de un crecimiento de 8,4% para este año, según la Dirección de Presupuestos (Dipres).

Aunque el primer trimestre mostró un incremento de 5,7%, la situación cambió en los meses siguientes: en mayo los ingresos crecieron apenas 0,3% y en junio cayeron un 3,2%, resultando en un crecimiento de solo 3,1% en el segundo trimestre.

Caída en los ingresos tributarios netos

Según la Dipres, en junio los ingresos tributarios netos cayeron un 5,8% real anual, impulsados principalmente por:

  • Una baja del 8,6% en el impuesto a la renta, influida por un alza del 119,3% en las devoluciones asociadas a este impuesto.

  • Una caída del 12,6% en los impuestos de declaración y pago mensual, debido a una alta base de comparación.

Estos efectos fueron parcialmente compensados por un aumento del 9,0% en los pagos provisionales mensuales (PPM).

En total, los ingresos fiscales acumulados a junio muestran un alza de 4,3%, cifra que pone en jaque la meta fiscal estructural de -1,8% del PIB establecida en el Informe de Finanzas Públicas (IFP) de junio, y más aún la meta del -1,6% del PIB fijada en el decreto fiscal.

Proyección desafiante para el segundo semestre

Economistas advierten que para cumplir la proyección de ingresos de $76.149.913 millones, los ingresos deberían crecer entre 11% y 12,4% en el segundo semestre, algo poco probable considerando que en el mismo período de 2024 el crecimiento fue del 7%.

Macarena García, economista de LyD, señala que existe una nueva sobreestimación de ingresos. A pesar de las correcciones, el IFP del segundo trimestre mantiene expectativas altas, difíciles de alcanzar con una economía que crecerá apenas un 2,5%.

Impacto de ingresos transitorios y su agotamiento

Uno de los factores que impulsó los ingresos a inicios de año fue la recaudación extraordinaria por el impuesto sustitutivo para financiar la reconstrucción de Viña del Mar, lo que generó ingresos transitorios en enero.

La exdirectora de Presupuestos, Cristina Torres, advierte que esta situación “empañó el comportamiento real de los ingresos, al incorporar recursos de carácter transitorio que ya no estarán disponibles en el segundo semestre”.

García coincide: “A medida que avanza el año se elimina el impacto transitorio, y la recaudación refleja únicamente la actividad económica, que ha crecido un promedio de 2,6% hasta ahora”.

Recaudación minera y factores adicionales de riesgo

Para el economista de OCEC-UDP, Juan Ortiz, la baja se debe a menores ingresos por tributación de “resto contribuyentes” y mayores devoluciones de impuesto a la renta. Además, hay que considerar nuevos factores de riesgo como el cierre temporal del yacimiento El Teniente, que podría generar pérdidas fiscales indirectas de US$5 millones diarios.

El exdirector de la Dipres, Matías Acevedo, advierte que “el principal problema es la desaceleración de ingresos tributarios no mineros” y que, para cumplir la meta, los ingresos deben crecer 11% en el segundo semestre, lo cual ve muy difícil sin recorte del gasto público.

García concluye que “casi no hay duda de que se incumplirá nuevamente la meta de balance estructural”, ya que cumplir requiere un crecimiento de 12%, lo que califica como “imposible bajo las condiciones actuales”.

Dipres mantiene su proyección

Desde la Dipres, sin embargo, aseguran que la proyección de ingresos se mantiene: “Los datos a junio son compatibles con el crecimiento proyectado del 11% para el segundo semestre, especialmente por el aporte del nuevo Royalty Minero y los efectos positivos de la Operación Renta, cuyos resultados se reflejarán en el tercer trimestre”.

Respecto al cumplimiento de la meta fiscal, la Dipres recuerda que la regla fiscal chilena fue modernizada y ahora contempla una doble ancla:

  • Un límite de deuda bruta del 45% del PIB.

  • Y la ya existente meta de Balance Cíclicamente Ajustado.

De acuerdo con el organismo, la deuda seguirá bajo el límite establecido, y para 2025 se espera el menor crecimiento anual de deuda como porcentaje del PIB desde 2007.

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