Tres destructores estadounidenses equipados con el sistema de defensa Aegis se desplegarán en las próximas horas frente a las costas de Venezuela, como parte de una operación militar de gran escala contra organizaciones de narcotráfico en América Latina. Así lo confirmaron dos fuentes con conocimiento directo del operativo.

Los buques identificados son el USS Gravely, USS Jason Dunham y USS Sampson, todos destructores de misiles guiados de la clase Arleigh Burke. Estas naves cuentan con capacidades antiaéreas, antisubmarinas y de ataque de superficie, lo que las convierte en elementos clave de cualquier operación militar en alta mar.

De acuerdo con un funcionario del gobierno estadounidense, el operativo también incluirá aviones de vigilancia P-8 Poseidon, otros buques de guerra y al menos un submarino de ataque. Además, se estima la participación de alrededor de 4.000 marines desplegados en la región del Caribe.

“El proceso será continuo durante varios meses”, afirmó la fuente, que pidió mantenerse en el anonimato. Añadió que las operaciones se realizarán en aguas y espacio aéreo internacionales, pero que el despliegue también puede servir como plataforma para ataques selectivos si se toma la decisión política.

Objetivo: carteles de droga clasificados como terroristas

El despliegue responde a una prioridad estratégica del presidente Donald Trump, quien ha endurecido su política contra el crimen organizado transnacional. En febrero, la administración estadounidense clasificó como organizaciones terroristas al Cartel de Sinaloa, el Tren de Aragua y el Cartel de los Soles, este último presuntamente vinculado a altos funcionarios del régimen de Nicolás Maduro.

Trump ha vinculado la ofensiva contra estas estructuras delictivas con la lucha contra la migración irregular y la seguridad fronteriza de Estados Unidos. En ese contexto, el despliegue naval se suma a otras iniciativas recientes como el refuerzo de vuelos de vigilancia aérea sobre México y la recopilación de inteligencia en rutas de tráfico.

Reacción de Venezuela: movilización militar y retórica antiimperialista

Desde Caracas, la respuesta fue inmediata. En una alocución televisada, Nicolás Maduro evitó mencionar directamente el arribo de los destructores, pero advirtió que “Venezuela defenderá nuestros mares, nuestros cielos y nuestras tierras”.

El mandatario venezolano calificó la operación como parte de “la amenaza extravagante, estrambótica y estrafalaria de un imperio en decadencia”, y anunció la activación de un plan especial de defensa con más de 4,5 millones de milicianos desplegados por todo el país.

“Milicias preparadas, activadas y armadas”, declaró Maduro al asignar nuevas “tareas” a este cuerpo civil-militar creado por el chavismo para responder a amenazas externas e internas.

Un despliegue militar sin precedentes recientes

Aunque Estados Unidos ha operado anteriormente en aguas del Caribe con fines antinarcóticos, la magnitud del actual despliegue es inusual. La combinación de destructores con sistemas Aegis, submarinos, vigilancia aérea y miles de tropas señala un aumento considerable del músculo militar en la región, lo que eleva el nivel de tensión geopolítica.

Además, este movimiento se produce días después de que Washington duplicara a 50 millones de dólares la recompensa por información que conduzca a la captura de Maduro, en el marco de investigaciones federales por narcotráfico internacional.

Escalada en puerta: fuerza vs. resistencia

Con esta operación, Estados Unidos busca reafirmar su rol como actor regional clave en la lucha contra las redes criminales transnacionales. Por su parte, Venezuela apuesta por una narrativa de soberanía y resistencia, mientras activa su estructura de defensa interna.

El desarrollo de este operativo será seguido de cerca por analistas y gobiernos de la región, ya que marca una nueva fase en el conflicto entre Caracas y Washington, con el Caribe como escenario de una demostración de fuerza que podría tener implicaciones regionales e internacionales.

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