El Presidente Gabriel Boric ha removido a Esteban Valenzuela del Ministerio de Agricultura, una decisión ejecutiva directa que analistas interpretan como una respuesta contundente a la fractura de su coalición oficialista. El despido, efectivo de inmediato, se produce tras la decisión de su partido, la Federación Regionalista Verde Social (FRVS), de presentar una lista electoral separada, desoyendo la estrategia de Boric de una lista única para maximizar el rendimiento de la alianza de gobierno.
Un Movimiento Estratégico y un Ajuste de Cuentas
La salida de Valenzuela, el único ministro del FRVS en el gabinete, trasciende un mero cambio de personnel. Según fuentes de gobierno citadas en el reporte, “el Presidente fue quien pidió la salida de Valenzuela tras hacerse oficial la decisión de su colectividad”, en lo que se describe como un claro “ajuste de cuentas” con la FRVS. Una alta autoridad del Ejecutivo señaló que la medida “fue una señal de poder del Presidente”, necesaria para poner fin al “sobregiro” de un partido subsidiado durante su administración.
La reacción desde el FRVS no se hizo esperar. El diputado y dirigente Jaime Mulet calificó la destitución como “una torpeza enorme” que “podría dañar la candidatura de Jeannette Jara”, añadiendo que era “una torpeza casi infantil”. Esta divergencia de perspectivas subraya la profundidad de la grieta política y los potenciales riesgos electorales que cada facción atribuye al otro.
Efecto Dominó y un Perfil Controversial
La purga política no se detendría con el ministro. El reporte indica que “todo apunta a que también saldrá el subsecretario de Ciencias, Cristián Cuevas, y ya se habría concretado la salida del director nacional del SAG, José Guajardo”, ambos militantes del FRVS.
Valenzuela deja el cargo tras una gestión marcada por la controversia. Su estilo confrontacional generó roces constantes con la oposición y sectores productivos. Durante los incendios forestales, fue criticado por un video en el que aparecía con una manguera, actitud que el diputado Jaime Araya tildó de “una mala copia de película gringa” y Roberto Celedón de vulgarizar la política, a lo que el ministro replicó: “Nada de show”.
Sus declaraciones también generaron conflictos, como cuando durante un paro de camioneros se refirió a algunos gremios como “descolgados de la imbecilidad”, para luego retractarse: “El imbécil fui yo”. Asimismo, su gestión impulsó una investigación por una supuesta colusión en el mercado de la papa, que la Fiscalía Nacional Económica (FNE) finalmente “descartó” en enero de este año.
En conclusión, la remoción de Valenzuela opera en dos niveles: es a la vez una sanción inmediata por una deslealtad política y una apuesta estratégica de La Moneda por reafirmar su autoridad ante una base de apoyo fragmentada, arriesgando una escalada en la confrontación interna que, como advierte la oposición, podría tener un costo electoral tangible.
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