Dos atacantes palestinos abrieron fuego este lunes contra civiles en una parada de autobús en las afueras de Jerusalén, dejando al menos seis muertos y más de veinte heridos. Las autoridades israelíes calificaron el hecho como un ataque terrorista, mientras que organizaciones palestinas lo celebraron, aunque sin asumir su autoría inmediata.

El ataque, ocurrido en la intersección de Ramot —zona cercana a asentamientos israelíes en Jerusalén Este ocupado—, desató escenas de caos en plena hora punta. Testigos relataron cómo los disparos sorprendieron tanto a los pasajeros que esperaban el transporte como a quienes se encontraban dentro de un autobús.

El autobús iba repleto de pasajeros. El conductor nos tuvo diez minutos encerrados, no abría las puertas y no nos daba explicación”, contó a EFE Marca Cohen, de 72 años, residente del asentamiento de Ramot. Según relató, al abrirse finalmente las puertas se oyeron las primeras ráfagas, lo que le permitió escapar por una salida trasera.

Uri Shaham, jefe de personal del servicio de emergencias israelí Magen David Adom, explicó que los atacantes dispararon desde la calle, alcanzando tanto a quienes aguardaban en la parada como a los pasajeros del vehículo. Imágenes difundidas en redes sociales mostraban a ciudadanos ultraortodoxos corriendo entre coches detenidos para resguardarse. EFE constató en el lugar que al menos una de las víctimas mortales vestía este tipo de indumentaria.

Otro testigo, Eliazar Toledano, describió a Reuters la confusión inicial: “La estación estaba llena de gente. De repente, empecé a oír una ráfaga de disparos, al principio pequeña, y luego más fuerte. La gente se miraba, tratando de entender qué pasaba, hasta que alguien gritó ‘¡ataque terrorista!’ y todos empezamos a correr”.

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