Con el primer debate televisado a nivel nacional como telón de fondo, los ocho comandos presidenciales aceleran sus preparativos en una carrera donde la estrategia, la puesta en escena y la capacidad de reacción serán claves. El sorteo de ubicaciones en los podios y el orden de interpelaciones, realizado en ChileVisión, marcó el pistoletazo de salida para un evento que promete reconfigurar la contienda.
La apuesta de cada candidato revela su diagnóstico interno y el rol que buscan ocupar en la contienda. Un análisis de las tácticas desglosa el escenario en tres grandes grupos:
1. La Ofensiva por el Liderato: Kast y Jara
Los punteros de las encuestas llegan con estrategias definidas y evitando riesgos. José Antonio Kast, con la ventaja del favoritismo, apuesta a un guion seguro: focalizar sus ataques en Jeannette Jara y la actual administración, evitando conflictos con Evelyn Matthei. Su preparación, a cargo de su asesor Cristián Valenzuela y la comunicadora estratégica María Paz Fadel, busca consolidar su mensaje estrella: combate a la delincuencia y crecimiento económico.
Por su parte, Jeannette Jara optó por una preparación atípica pero calculada. Tras una serie de foros empresariales que expusieron inconsistencias, su comando cambió el rumbo: canceló apariciones públicas para embarcarse en una gira por regiones (Chiloé, Vallenar, Copiapó, Valdivia). Su entrenamiento específico para el debate se concentrará en una única jornada, el miércoles, junto a su asesor Darío Quiroga. Su principal consigna, según su equipo, es actuar con naturalidad para conectar con los televidentes, en un intento claro de suavizar su imagen y resetear una campaña que ha mostrado flancos débiles.
2. La Batalla por el Tercer Lugar: Matthei y Parisi
Este bloque enfrenta el debate como una oportunidad crucial para alterar la polarización que los margina. Evelyn Matthei se prepara para un performance confrontacional. Con un equipo de sparrings de lujo –el exministro Gerardo Varela y el exjefe de gabinete de Ricardo Lagos, Matías de la Fuente–, ensaya preguntas, contrapreguntas y cruces directos. Su objetivo es claro: demostrar capacidad técnica y firmeza en temas como inversión y crimen organizado para reposicionarse como una alternativa competitiva y quebrar su estancamiento en las encuestas.
Franco Parisi, en tanto, ejecuta una estrategia de outsider con un mensaje anti-sistema. Su equipo, que incluye figuras como Pablo Maltés (esposo de Pamela Jiles) y la pastora evángelica Claudia Sosa, ha preparado una batería de 70 preguntas. Su meta no es debatir en los ejes izquierda-derecha, sino instalarse como el vocero de la clase media y los anti-privilegios, un discurso que busca capitalizar el descontento transversal.
3. Los Candidatos Programáticos: La Búsqueda de Visibilidad
Para el resto de los aspirantes, el debate es una vitrina para amplificar sus propuestas ante un público masivo. Johannes Kaiser se prepara con periodistas y una experta en colorimetría para mostrarse como un candidato preparado para gobernar. Marco Enríquez-Ominami, el más experimentado en pantalla, buscará marcar la cancha como la opción que supera la dicotomía oficialismo-oposición. Eduardo Artés apelará, por tercera vez, a un discurso duro y provocador para perfilarse a la izquierda de Jara. Mientras que Harold Mayne-Nicholls, el menos experimentado, ve en el debate la oportunidad perfecta para conectar con el 97% de los chilenos que no milita en partidos, usando un coaching intensivo para simular los tres bloques del enfrentamiento.
Esta noche, más que un intercambio de ideas, será la puesta a prueba de estas estrategias meticulously diseñadas. El que mejor ejecute su guion, o el que mejor se adapte a los imprevistos, podría llevarse la victoria más importante hasta ahora: la de la percepción pública.
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