Con una duración cercana a las tres horas, se desarrolló el primer debate presidencial televisado rumbo a las elecciones de 2025, con la participación de los ocho candidatos a La Moneda. La instancia, transmitida por Chilevisión, fue intensa en momentos, marcada por confrontaciones directas, estrategias contrastadas y el intento de algunos postulantes por ganar visibilidad en un escenario altamente competitivo.
Y aunque todos los comandos salieron a destacar el desempeño de sus abanderados, lo cierto es que, según expertos, no todos lograron brillar por igual.
Los momentos más tensos del debate
Desde el inicio, hubo fricciones entre José Antonio Kast y la candidata del oficialismo, Jeannette Jara, debido a los cuestionamientos por la supuesta red de bots revelada en un reportaje reciente. Kast aprovechó el espacio para interpelarla, acusando vínculos personales con el canal, a lo que Jara respondió con molestia.
Franco Parisi, del Partido de la Gente (PDG), optó por un tono más confrontacional hacia Evelyn Matthei, candidata de Chile Vamos, acusándola de traiciones políticas, y también interpeló al diputado Johannes Kaiser por seguir recibiendo su dieta parlamentaria mientras es candidato.
Por otro lado, el independiente Harold Mayne-Nicholls sorprendió con una actitud conciliadora y respetuosa, lo que lo posicionó como «la novedad» de la noche, especialmente en redes sociales.
¿Quién ganó el debate? Opinión de los expertos
Evelyn Matthei: sólida y positiva
Según Eric Latorre, director de Magíster en Gobierno de la Universidad Autónoma, Matthei fue la mejor evaluada: «Se vio segura, empática y enfocada en el futuro, destacando su capacidad de gestión y fortaleza en equipos. Respondió bien a los ataques de Parisi y cerró con un mensaje esperanzador».
También fue destacada por Pablo Andrada, académico de la U. de La Serena, quien valoró su capacidad para responder los ataques sin perder el control, y por Pablo Rodríguez, del Instituto Libertad, quien señaló que «optó por un tono positivo y no se enfrascó en disputas directas».
Harold Mayne-Nicholls: el gran ganador inesperado
Uno de los que más sorprendió fue Harold Mayne-Nicholls, quien, según Andrada, «fue de menos a más», mostrando una imagen razonable y capaz de confrontar los extremos. Destacó su respuesta frente a las propuestas radicales de Parisi sobre las minas antipersonales y a Kaiser por su visión sobre las mujeres.
Axel Callís, analista político de la Universidad Central, también lo considera el gran ganador, al afirmar que «logró salir del anonimato y posicionarse como alguien distinto, casi desde su amateurismo».
Franco Parisi: firme pero respetuoso
Para Latorre, Parisi «fue templado y coherente en sus ataques», sin caer en agresividad, y «aprovechó el tiempo para reforzar su discurso meritocrático y hablarle a su electorado».
¿Quién perdió el debate? Los puntos bajos
Jeannette Jara: de más a menos
La candidata del oficialismo fue considerada una de las más debilitadas del debate. Según Latorre, «se mostró enojada y destemplada, llegando incluso a faltar el respeto al negarse a responder a Kaiser».
Andrada coincidió, señalando que «comenzó fuerte, pero no logró mantener la intensidad y se desdibujó hacia el final».
José Antonio Kast: sin brillo
Aunque se mantiene como uno de los favoritos en las encuestas, Kast fue percibido como demasiado contenido. Para Rodríguez, el republicano «no tomó la iniciativa, esperó demasiado para intervenir y no tuvo grandes momentos».
Además, las imágenes de Matthei y Jara interpelándolo podrían marcar parte de la narrativa post-debate.
Marco Enríquez-Ominami: superficial y sin programa
Axel Callís fue crítico con el desempeño de ME-O: “Fue más comentarista que candidato, con un discurso repetido desde 2017. Su exceso de soltura se transformó en superficialidad, y la falta de un programa claro le jugó en contra”.
Eduardo Artés: irrelevante y repetitivo
Finalmente, Artés fue percibido como poco relevante. Latorre señaló que «repitió sus ideas habituales sin mayor novedad», y que «su discurso contra el neoliberalismo no logró conectar» con el tono general del debate.
Balance general: cautela entre los favoritos, visibilidad para los menos conocidos
Los analistas coinciden en que el debate sirvió como punto de partida para las campañas, pero los candidatos mejor posicionados prefirieron evitar riesgos.
“Los presidenciables mejor ubicados en las encuestas optaron por una estrategia cautelosa, sin confrontaciones directas ni propuestas demasiado audaces», señaló Aldo Cassinelli, de la U. Autónoma.
En contraste, quienes estaban más abajo en los sondeos aprovecharon la instancia para proyectarse y ganar visibilidad, como fue el caso de Mayne-Nicholls.
La excepción al tono moderado, según Cassinelli, fue la confrontación entre Parisi y Matthei, que rompió el guion preestablecido y permitió a la exministra mostrar firmeza.
«Más allá de la sobriedad del formato, solo algunos candidatos se atrevieron a tensionar la conversación política, mientras la mayoría se mantuvo en su zona de confort«, concluyó.
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