Durante su intervención en la Asamblea General de la ONU este martes, el presidente estadounidense Donald Trump dejó en claro su intención de redefinir el rol de Estados Unidos en el organismo internacional. Su discurso, marcado por un tono crítico, incluyó un abierto rechazo a temas respaldados globalmente como la lucha contra el cambio climático, al que calificó de “estafa”, desestimando la abrumadora evidencia científica al respecto.
“La ONU tiene un tremendo potencial, pero está lejos de cumplirlo”, señaló Trump. “Las palabras vacías no resuelven conflictos”, agregó, aludiendo a lo que considera la ineficacia del organismo en temas clave.
Su postura fue interpretada como un distanciamiento respecto a la idea de que una mujer latinoamericana lidere la ONU, como sucesora del actual secretario general António Guterres. En su lugar, se especula que Trump apoyaría una candidatura más alineada con sus intereses políticos, como la del argentino Rafael Grossi, actual director del Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA), con quien mantiene afinidad a través del presidente Javier Milei, a quien recibió en Nueva York esta semana.
El respaldo de Trump puede resultar determinante en esta carrera, dado el poder de veto que ostentan los miembros permanentes del Consejo de Seguridad de la ONU —Estados Unidos, Reino Unido, Francia, Rusia y China— en el proceso de selección.
Grossi, ¿el nuevo favorito?
En círculos diplomáticos, el nombre de Rafael Grossi ha comenzado a sonar con fuerza como candidato a secretario general. “Ahora se habla de él como el favorito”, afirmó Richard Gowan, director del International Crisis Group en la ONU, en una entrevista con The National.
Gowan recordó que antes del retorno de Trump a la presidencia, existía consenso en que la próxima líder de la ONU debía ser una mujer de América Latina. Sin embargo, “la percepción ha cambiado y ahora se cree que será un hombre”, explicó, aunque también advirtió que Grossi “podría estar alcanzando su punto máximo demasiado pronto”.
Grossi, de 64 años, es diplomático de carrera. Nacido en Buenos Aires, estudió ciencias políticas, realizó un doctorado en historia y política internacional, y ha ocupado cargos de alto nivel en el OIEA, incluyendo el de embajador en Austria entre 2013 y 2019. Fue nominado al liderazgo del OIEA durante el gobierno de Mauricio Macri, y desde entonces ha tenido un papel clave monitoreando situaciones como la guerra en Ucrania y las tensiones nucleares con Irán.
Su trabajo ha implicado incluso riesgos personales. En Zaporizhzhia, Ucrania, ha encabezado misiones en zonas de combate, y en junio fue amenazado por figuras cercanas al régimen iraní tras sus críticas al programa nuclear del país. “Una vez que termine la guerra, nos ocuparemos de Grossi”, advirtió Ali Larijani, aliado del líder supremo iraní, en redes sociales.
El 27 de agosto, tras recibir el respaldo del presidente Milei, Grossi confirmó su intención de postularse a la secretaría general de la ONU, anuncio que hizo desde Washington D.C. tras reunirse con el senador Marco Rubio, quien condenó las amenazas iraníes en su contra.
Bachelet entra a la competencia, pero enfrenta obstáculos
En paralelo, desde Chile se oficializó la candidatura de la expresidenta Michelle Bachelet, impulsada por el presidente Gabriel Boric. Sin embargo, su postulación enfrenta resistencias tanto en el ámbito internacional —particularmente en la administración Trump— como en el escenario político chileno.
Para que su candidatura tenga viabilidad, Bachelet necesita respaldo transversal a nivel nacional, algo que por ahora no parece estar asegurado. Desde la oposición, figuras como José Antonio Kast y Evelyn Matthei han optado por no apoyar la decisión de Boric. Kast incluso criticó al mandatario por no consultar con otros sectores antes de anunciar una postulación de ese calibre: “Habría sido bueno que nos hubiese invitado a conversar, pero él se manda solo en relaciones internacionales”, ironizó.
Matthei, en tanto, evitó pronunciarse y dijo que lo hará recién el 12 de marzo, fecha en la que podría asumir un nuevo gobierno, dependiendo del resultado de las elecciones.
Mientras tanto, otra figura que suena como posible candidata es Rebeca Grynspan, economista costarricense y actual secretaria general de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo (UNCTAD), quien cuenta con apoyos importantes en la región.
Panorama incierto en la carrera por la ONU
Con el respaldo de Estados Unidos como pieza clave, el rumbo de la próxima elección en la ONU podría verse fuertemente influido por la visión y los intereses de la administración Trump. Mientras la candidatura de Grossi gana impulso y la de Bachelet enfrenta dificultades internas y externas, el tablero diplomático se mueve rápidamente en torno a una elección que definirá el liderazgo global para los próximos años.
- Esta noticia fue redactada utilizando los adelantos técnicos propios de este sitio web. Se acepta cualquier reproducción en otro medio, ojalá citando la fuente:www.eldiariodesantiago.cl
/gap