El presidente de Rusia, Vladimir Putin, advirtió que el suministro de misiles de crucero Tomahawk por parte de Estados Unidos a Ucrania podría desencadenar una nueva escalada en el conflicto y deteriorar gravemente las relaciones bilaterales entre Moscú y Washington.

Durante su intervención en el Club de Debate Valdái, celebrado en la ciudad rusa de Sochi, el mandatario ruso calificó los misiles como un armamento “poderoso”, aunque reconoció que “ya no es tan moderno”. A pesar de eso, sostuvo que los Tomahawk representan una amenaza real.

“¿Pueden causarnos daños? Pueden. Pero nosotros desarrollaremos nuestros sistemas de defensa antiaérea”, afirmó Putin, dejando claro que Rusia responderá militarmente al posible despliegue de estos misiles, aunque sin entrar —por ahora— en acciones ofensivas adicionales.

Un paso más hacia la confrontación directa

Putin advirtió que el uso de los Tomahawk “implicaría una nueva etapa, cualitativamente nueva, en la escalada”, y que su despliegue sería imposible sin la participación directa de militares estadounidenses. Este sería, según el mandatario, un cambio de naturaleza en la guerra iniciada por Moscú en febrero de 2022.

“Esto deteriorará nuestras relaciones con Estados Unidos, en un momento donde se perfilaba la luz al final del túnel”, señaló Putin, en referencia a los recientes gestos diplomáticos entre ambas potencias.

EE. UU. evalúa por primera vez enviar Tomahawk a Ucrania

Las declaraciones del líder ruso se producen en respuesta a comentarios realizados por el vicepresidente de Estados Unidos, JD Vance, quien confirmó esta semana que Washington está considerando, por primera vez desde el inicio de la guerra, la autorización para enviar misiles Tomahawk a Ucrania.

Según Vance, este armamento permitiría a las fuerzas ucranianas atacar “objetivos clave situados en territorio ruso”. Los Tomahawk tienen un alcance de hasta 2.500 kilómetros, lo que representa una capacidad estratégica significativamente mayor que la del armamento previamente suministrado a Kiev.

El vicepresidente subrayó que la decisión aún se encuentra en etapa de análisis, y que la administración estadounidense está evaluando “implicaciones operativas y políticas” antes de tomar una decisión definitiva.

Apoyo con inteligencia militar: otro frente de tensión

En paralelo, fuentes estadounidenses citadas por Reuters revelaron que Washington también estudia proporcionar información de inteligencia sobre infraestructura energética estratégica en Rusia, como parte de una nueva fase de cooperación militar con Ucrania.

Este posible paso ha generado alarma en Moscú, que percibe el apoyo occidental a Ucrania no solo como un respaldo defensivo, sino como una forma de intervención indirecta en la guerra.

Putin promete reforzar defensa y acusa a Europa de escalar el conflicto

Putin aseguró que, de concretarse la entrega de los misiles, Rusia se limitará a interceptarlos mediante su defensa antiaérea, al tiempo que continuará desarrollando tecnologías propias para proteger su territorio.

El presidente ruso también se refirió al creciente rearme europeo, que definió como “una amenaza”.

“La respuesta será, como mínimo, muy convincente”, prometió, en referencia al aumento del gasto militar de países como Alemania, Polonia y Reino Unido.

Además, acusó a las potencias europeas de bloquear una salida negociada al conflicto y promover una “escalada permanente”. Según Putin, la causa raíz de la guerra no fue la invasión rusa, sino los intentos de Occidente de imponer una visión unipolar de la seguridad global.

Mención a Trump y a las relaciones con EE. UU.

En uno de los momentos más llamativos de su discurso, Putin se refirió a Donald Trump, destacando su estilo como “racional” y guiado por los intereses nacionales estadounidenses.

“Nuestros puntos de vista sobre muchos problemas mundiales no coinciden. Pero para grandes potencias, eso es normal”, expresó, marcando un contraste con la postura actual de la Casa Blanca bajo la administración Biden.

¿Escalada inminente o advertencia táctica?

Las palabras de Putin reflejan el creciente nerviosismo en Moscú ante un posible salto cualitativo en el apoyo militar occidental a Ucrania. La llegada de misiles Tomahawk marcaría un punto de inflexión en el conflicto, con el riesgo de una confrontación más directa entre Rusia y EE. UU.

Por ahora, Washington mantiene el envío bajo evaluación, pero las advertencias de Moscú dejan claro que las consecuencias podrían ser graves.

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