El próximo sábado 18 de octubre se conmemorará un nuevo aniversario del estallido social de 2019, una fecha que vuelve a tensionar a la izquierda chilena. A cinco años de las protestas que transformaron el mapa político del país, la efeméride reaparece en un contexto de alta sensibilidad electoral, ad portas de una nueva elección presidencial. En La Moneda y en el comando de la candidata comunista Jeannette Jara, el tema despierta preocupación: su sola mención reabre una discusión que el oficialismo ha intentado dejar atrás para centrar su discurso en seguridad y gobernabilidad.

En el equipo de Jara reconocen que el 18 de octubre es un terreno minado. La estrategia ha sido mantenerla enfocada en actividades en terreno y, si la fecha debe ser abordada, hacerlo desde la perspectiva de las demandas sociales que motivaron aquel ciclo de movilización, evitando referencias al desborde o a la violencia. En la práctica, se trata de neutralizar un flanco sensible.

No es casualidad: el recuerdo del estallido sigue dividiendo al progresismo. En agosto pasado, Jara evitó sumarse a la autocrítica formulada por el Presidente Gabriel Boric, quien reconoció errores de su sector durante las protestas. “No me voy a hacer cargo de autocríticas que a mí no me corresponde hacer”, dijo entonces la candidata, marcando distancia de la reflexión presidencial.


Las tensiones internas y la voz incómoda de Jadue

El nerviosismo en el entorno de Jara aumentó esta semana tras las declaraciones del exalcalde Daniel Jadue, quien reivindicó lo que denominó “violencia social”. En el programa Sin Maquillaje, el dirigente comunista abordó el tema de las licencias médicas falsas y vinculó el fenómeno a una estructura económica desigual:

“Esto no surge del carácter chileno ni de la viveza criolla, sino de un sistema de incentivos perversos (…) A la violencia estructural el pueblo le responde con violencia social”.

Jadue citó al pensador anticolonial Frantz Fanon para argumentar que las respuestas violentas serían una forma “esperable” de reacción ante la explotación. Luego acusó a la derecha de “criminalizar la protesta y la defensa de los derechos sociales”.

Sus palabras reactivaron inquietudes en sectores del Partido Comunista y del Socialismo Democrático, que temen que el debate reabra viejas heridas dentro del oficialismo. En el entorno de Jara, incluso, se han sostenido conversaciones discretas con figuras del PC para intentar contener el tono y evitar que la conmemoración del 18 de octubre derive en una disputa pública que eclipse los ejes programáticos de la candidatura.


Seguridad: el intento por recuperar el centro del debate

El comando de Jara y el gobierno comparten un diagnóstico: la seguridad será el tema decisivo en una eventual segunda vuelta. Por eso, tanto la candidata como el Ejecutivo han impulsado una ofensiva para reposicionarse en esa materia.

En su nuevo programa, Jara incorporó medidas enfocadas en el combate al narcotráfico, la inmigración irregular y el fortalecimiento de las policías. En paralelo, el Presidente Boric visitó Colchane para anunciar una reforma que permitiría desplegar a las Fuerzas Armadas en las fronteras mediante decreto supremo. Su presencia coincidió con la gira de José Antonio Kast en la misma zona, lo que convirtió el norte en un nuevo escenario de disputa simbólica por la agenda de orden público.

Aun así, las tensiones persisten. En el Socialismo Democrático existe malestar por lo que perciben como una cesión del discurso de seguridad a la derecha, y un liderazgo insuficiente de la izquierda en ese terreno.


Las advertencias de Tohá: el pasado que aún divide a la izquierda

Las críticas más duras llegaron desde la propia exministra del Interior, Carolina Tohá, quien desde el extranjero volvió a cuestionar el desempeño del progresismo en torno al estallido y al debate sobre seguridad. En una exposición en la London School of Economics, Tohá sostuvo:

“Si alguien intentara prender una llama como esa nuevamente, por ejemplo en un potencial gobierno de Kast, podría generar acciones violentas, pero no habría apoyo ciudadano prolongado como en 2019. La sociedad chilena hizo su experiencia”.

En otra charla en Francia, fue más directa: “Los partidos de izquierda le tienen alergia a las policías y al orden público”.

Consultada al respecto en el programa El Candidato (Mega), Jara evitó sentirse aludida. “Yo soy una persona, nuestros parlamentarios son otras”, respondió al ser consultada por las votaciones en contra de leyes de seguridad impulsadas por el oficialismo.


Entre la memoria y la gobernabilidad

La conmemoración del 18 de octubre se ha transformado, una vez más, en un espejo incómodo para la izquierda: refleja tanto sus conquistas sociales como sus contradicciones políticas. En un escenario electoral dominado por el tema de la seguridad, el desafío de Jeannette Jara no será sólo conmemorar el pasado sin avivar viejas fracturas, sino proyectar una idea de orden que no niegue la raíz social de las demandas que hace cinco años sacudieron al país.

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