Un análisis del último debate presidencial revela una estrategia deliberada y compartida entre los principales candidatos de la derecha: la contención. Lejos de la confrontación espontánea, el encuentro estuvo marcado por una mesura calculada, un guion tácito donde el imperativo fue no cometer errores en lugar de buscar victorias resonantes. Esta postura, confirmada en los comandos de campaña, responde a una lectura específica del escenario electoral a tres semanas de la primera vuelta, donde la estabilidad se privilegió sobre el riesgo.

La Lógica del “No Riesgo” en un Empate Técnico

La decisión de evitar polémicas e interpelaciones directas, particularmente sorprendente en figuras como Evelyn Matthei (Chile Vamos, Demócratas, Amarillos) y Johannes Kaiser (PNL), se fundamenta en una percepción de empate técnico dentro del sector. Según los análisis internos del comando de Matthei, esta cautela era el objetivo central: consolidar una posición sin sobresaltos en un panorama donde los tres candidatos de derecha se mantienen cercanos en las encuestas. No obstante, esta tesis de la paridad se ve cuestionada por nuevas cifras, como las publicadas este lunes por el Centro de Estudios Públicos (CEP), lo que añade una capa de incertidumbre a la estrategia.

Para Matthei, el tono “plano” o de “guante blanco” del debate reforzó su apuesta por un registro moderado, dirigido a un electorado amplio y crítico del gobierno, más que a un nicho conservador. Su entorno justifica esta contención argumentando que Kaiser representa una amenaza mayor para Kast, lo que obliga a una campaña de mayor alcance. En este contexto, evadir el conflicto con el candidato de Republicanos y dejar atrás la polémica de los bots no fue una omisión, sino una maniobra táctica. Se proyecta un posible cambio de ritmo solo después del feriado de fin de mes, cuando la campaña entre en su fase decisiva y se considere oportuno “elevar la apuesta”.

Kast y Kaiser: Consolidación y Pragmatismo

En el Partido Republicano, la estrategia es un reflejo de su posición de ventaja. Con José Antonio Kast liderando las encuestas y un pase a segunda vuelta que perciben como seguro, el cálculo es idéntico: no arriesgar. Sus esfuerzos se concentran en profundizar ejes programáticos como seguridad, inmigración y recorte fiscal, descartando explícitamente los cruces con sus rivales ideológicos. El guiño a Matthei durante el debate no fue casual, sino un gesto calculado dentro de esta estrategia de baja confrontación, reservando sus críticas para la candidata oficialista, Jeannette Jara, pero evitando reeditar episodios de alta tensión como el del debate en Chilevisión.

Paralelamente, el comando de Johannes Kaiser ratifica una línea similar. Su análisis concluye que, tras un desempeño considerado favorable, un tono confrontacional sería contraproducente. El pragmatismo manda: conscientes de la posible necesidad de alianzas para el balotaje, optan por marcar diferencias programáticas sin caer en desgastantes enfrentamientos personales, como hicieron al criticar a Chile Vamos por la reforma previsional o la falta de propuestas para el sistema judicial.

La Oficialista: La Consolidación como Estrategia

Por el lado de la abanderada oficialista, Jeannette Jara, la ecuación también favorecía la prudencia. Con sondeos que la sitúan liderando las preferencias con alrededor de un 30% del electorado —cifra que se alinea con la aprobación del Presidente Gabriel Boric—, su objetivo primordial es no perder votos. Por ello, su estrategia consistió en reforzar su discurso habitual: priorizar propuestas y demarcarse estratégicamente de su partido, el PC, tal como demostró al mostrarse reacia a indultar a Mauricio Hernández Norambuena. La evaluación posterior en una reunión de su pacto, Unidad por Chile, con la presencia de figuras como Camilo Escalona y Lautaro Carmona, fue positiva, validando una actuación que consolidó su base sin generar fricciones innecesarias.

En definitiva, el debate no fue una batalla por la hegemonía discursiva, sino un ejercicio de gestión de riesgos. La contención emergió como la verdadera ganadora, delineando un campo de juego donde la profundidad programática cedió ante la primacía de una estrategia electoral conservadora, revelando que, en esta etapa, la principal arma de los candidatos es, paradójicamente, la cautela.

  • Esta noticia fue redactada utilizando los adelantos técnicos propios de este sitio web. Se acepta cualquier reproducción en otro medio, ojalá citando la fuente:www.eldiariodesantiago.cl

/gap