El homicidio de Krishna Aguilera, la joven de 19 años cuyo cuerpo fue hallado en Calera de Tango tras doce días de desaparición, ha trascendido la dimensión de un crimen pasional o aislado, revelando a través de las declaraciones de su abogado, Pedro Díaz, los patrones operativos de una violencia criminal organizada y metódica. En conversación con el programa Mucho Gusto, Díaz no solo entregó nuevos y alarmantes antecedentes, sino que expuso una lógica criminal que apunta a una estructura de poder y venganza dirigida desde la prisión.

De acuerdo con el relato forense y legal construido por la Policía de Investigaciones (PDI), este no sería un hecho delictual espontáneo, sino un «crimen planificado» en el que, según el abogado, «todas aquellas personas que están privadas de libertad tienen alguna participación como autor o coautor». Esta afirmación sitúa el caso en el contexto de la capacidad de acción que mantienen líderes criminales incluso tras las rejas, desafiando los sistemas de control penitenciario.

El Modus Operandi: Captación y Exterminio

La figura de Juan Beltrán, líder narco actualmente en prisión preventiva, emerge como el presunto cerebro intelectual del femicidio. El patrón que Díaz atribuye a Beltrán es particularmente siniestro por su carácter sistemático y su selección de víctimas vulnerables: «captar jóvenes en situación de calle o vulnerables. Jóvenes, es decir, menores de edad, 15 años…». Krishna Aguilera habría estado temporalmente dentro de este círculo antes de distanciarse, una decisión que, según la investigación, la colocó en una suerte de «lista negra» o listado de personas por ejecutar.

Este macabro inventario, compuesto supuestamente por «todas mujeres y menores de edad» que Beltrán consideraba desertoras o traidoras, evidencia una estrategia de terror y venganza destinada a eliminar a quienes percibe como una amenaza a su autoridad o como eslabones débiles en su cadena criminal. La revelación de que al menos una persona de esta lista permanece con vida, mientras que el paradero de otras es desconocido («están escondidas»), introduce un elemento de amenaza latente y sugiere la posibilidad de crímenes futuros, pintando un cuadro de una investigación urgente y de amplio alcance.

Las Advertencias Ignoradas: Una Crítica al Sistema

Un elemento crucial que aporta el abogado es la crítica a la respuesta institucional inicial. Díaz señaló que si la Fiscalía hubiera prestado oído a las reiteradas sospechas de Cristal Aguilera, hermana de la víctima, «hubieran encontrado el cuerpo mucho antes. Ella desde un principio dijo que Beltrán estaba involucrado». Esta declaración no es solo un dato anecdótico, sino que apunta a una falla procedural: la subestimación del testimonio de los familiares y la lentitud en seguir líneas de investigación basadas en el conocimiento contextual de las víctimas, lo que pudo haber costado un tiempo invaluable en la resolución del caso.

En conclusión, el caso de Krishna Aguilera se proyecta más allá de una tragedia individual. Se transforma en un estudio de caso sobre los mecanismos de reclutamiento criminal, la persistencia del mando carcelario y la existencia de protocolos de venganza metódicamente elaborados, todo lo cual exige una respuesta investigativa y judicial a la altura de su complejidad y brutalidad.

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