El dictador de Venezuela, Nicolás Maduro, se burló este martes de las menciones que hacen de él los medios de comunicación en Estados Unidos y aseguró sentirse “más famoso” que la cantante Taylor Swift, en medio de un nuevo episodio de tensión entre Caracas y Washington por la creciente presencia militar estadounidense en el mar Caribe.
“Uno no deja de sorprenderse, es que de verdad uno no deja de sorprenderse, y digo: ‘coño, soy famoso, soy más famoso que Taylor Swift en Estados Unidos ahorita, que (la cantante colombiana) Karol G, soy más famoso que (el puertorriqueño) Bad Bunny’. Tengo ganas de grabar un disco, inclusive”, dijo Maduro entre risas durante un congreso del Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV), transmitido por el canal estatal Venezolana de Televisión (VTV).
En el mismo acto, el líder chavista afirmó que “todavía” se asombra de verse en los medios estadounidenses, donde –según él– se “creó una alarma” luego de que declarara que el pueblo venezolano es “un poderoso movimiento popular unido y armado en defensa de su derecho a la paz y a tener patria”.
Maduro se describió como “un muchacho de los barrios de Caracas, nacido un 23 de noviembre de 1962, que se educó en las asambleas de la clase obrera caraqueña”, y sostuvo que su figura genera rechazo en Washington porque “le crea tanta roncha (molestia) al imperio norteamericano”.
“¿Qué temen de mí? Si no soy yo, es un pueblo de pie, en batalla, bolivariano, chavista, dueño de su destino, que no será humillado jamás, que no será rendido jamás y que logrará vencer al imperialismo en cualquiera de las amenazas que intenten contra nuestra patria amada”, agregó.
Horas antes, durante el mismo congreso, el secretario general del PSUV y ministro de Interior, Diosdado Cabello, afirmó que en Venezuela “no va a pasar mayor cosa”, aunque pidió a los ciudadanos “estar preparados para lo peor”.
Cabello llamó a los venezolanos a asumir el que calificó como “rol histórico” de consolidar, en lo que definió como “momentos duros”, la “revolución bolivariana”, el proyecto político iniciado por Hugo Chávez tras su llegada al poder en 1999.
Caracas ha denunciado que la presencia militar estadounidense en el Caribe –que Washington justifica como parte de sus operaciones contra el narcotráfico– forma parte de un plan para propiciar un “cambio de régimen” e imponer una autoridad “títere” que permita a Estados Unidos “apoderarse de los recursos naturales venezolanos, especialmente el petróleo”.
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