La tensión nuclear volvió a escalar entre Moscú y Washington. El presidente ruso, Vladímir Putin, instruyó a su Consejo de Seguridad a “analizar las intenciones de Estados Unidos” y presentar propuestas para retomar las pruebas nucleares, en respuesta a recientes declaraciones del mandatario estadounidense, Donald Trump, quien sugirió que Estados Unidos podría reanudar los ensayos atómicos tras tres décadas de pausa.

Putin ordena “plan de contingencia” ante posible reactivación de pruebas en EE. UU.

Durante una reunión del Consejo de Seguridad ruso, Putin enfatizó que Moscú solo retomará las pruebas si Washington lo hace primero, aunque instó a los ministerios de Defensa y Asuntos Exteriores, junto a otras agencias federales, a recabar información y diseñar un plan de contingencia.

“Debemos entender claramente las intenciones de la administración estadounidense y estar preparados para cualquier escenario”, habría indicado el mandatario, según la agencia estatal TASS.

El mandatario ruso adoptó esta postura luego de que Trump, desde Corea del Sur, afirmara el 30 de octubre que evalúa “reanudar las pruebas de armas nucleares en una base igualitaria con Rusia y China”.

Aunque el secretario de Energía estadounidense, Chris Wright, precisó que los ensayos previstos no implican detonaciones atómicas, las palabras del presidente estadounidense provocaron alarma en Moscú.

Moscú alerta sobre “amenaza militar creciente” de Washington

El ministro de Defensa ruso, Andrei Belousov, advirtió ante el Consejo de Seguridad que Estados Unidos avanza en la modernización de su arsenal nuclear, lo que, combinado con una eventual reanudación de las pruebas, “incrementa significativamente las amenazas militares para Rusia”.

Belousov recomendó preparar nuevos ensayos en el archipiélago ártico de Nueva Zembla, donde la extinta Unión Soviética realizó su última detonación nuclear en 1990.

“La instalación está en condiciones de reanudar operaciones de forma rápida si se considera necesario”, aseguró el ministro.

El jefe del Estado Mayor ruso, general Valery Gerasimov, respaldó la propuesta, advirtiendo que la preparación de un ensayo podría requerir meses o incluso años, dependiendo del tipo de prueba.

“Ignorar los movimientos de Washington tendría un costo estratégico alto. Debemos actuar con antelación”, subrayó Gerasimov.

Putin pide un informe coordinado y análisis detallado

Al finalizar la sesión, Putin ordenó a las agencias involucradas reunir información adicional y presentar un informe coordinado ante el Consejo de Seguridad.

“El objetivo es evaluar con precisión el contexto internacional y definir si Rusia debe iniciar trabajos preparatorios para pruebas de armas nucleares”, señaló el mandatario.

El portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov, matizó después que Putin no ha autorizado formalmente los preparativos, sino que ha pedido un análisis exhaustivo antes de tomar una decisión.

“El gobierno ruso debe comprender perfectamente las intenciones de la Casa Blanca antes de dar cualquier paso”, explicó Peskov, buscando rebajar la tensión inmediata.

Medvédev advierte: “Las consecuencias de las palabras de Trump son ineludibles”

Horas más tarde, el vicepresidente del Consejo de Seguridad ruso, Dmitri Medvédev, reaccionó con dureza en la red social X (antes Twitter), criticando las declaraciones del presidente estadounidense.

“Nadie sabe qué quiso decir Trump con ‘pruebas nucleares’ —probablemente ni él mismo lo sabe—. Pero las consecuencias de tales palabras son ineludibles: Rusia se verá obligada a evaluar la conveniencia de realizar sus propias pruebas nucleares a gran escala”, escribió el exmandatario ruso.

El tratado nuclear en crisis

La nueva escalada pone nuevamente en entredicho el Tratado de Prohibición Completa de los Ensayos Nucleares (TPCE), firmado en 1996 por Bill Clinton pero nunca ratificado por el Senado estadounidense.

Pese a ello, el acuerdo ha sido respetado en la práctica por todas las potencias nucleares, con la única excepción de Corea del Norte.

En 2023, Putin firmó una ley que revocó la ratificación rusa del TPCE, argumentando que Moscú debía situarse “en igualdad de condiciones con Washington”.

La nueva instrucción de Putin, aunque presentada como una medida preventiva, evidencia el deterioro del equilibrio estratégico entre ambas potencias. Con la guerra en Ucrania aún activa y los arsenales nucleares en expansión, el riesgo de una nueva carrera armamentista global vuelve a cobrar fuerza.

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