El semanario británico The Economist, una publicación de influencia global que se autodefine bajo la etiqueta de «centro radical» —una postura que combina el liberalismo económico en favor de la desregulación y privatización con posiciones progresistas en temas valóricos—, ha proyectado un viraje significativo en el panorama político chileno. Según su análisis, la percepción ciudadana sobre dos ejes críticos —la inseguridad y la inmigración irregular— está operando como el motor principal que impulsa a Chile hacia lo que el medio caracteriza como un «giro brusco hacia la derecha» en las elecciones de este domingo.

La publicación sostiene una tesis de gran calado: por primera vez desde el retorno a la democracia en 1990, la coalición de derecha podría alcanzar una mayoría, aunque fragmentada, en ambas cámaras del Congreso. Este escenario, afirman, otorgaría al eventual ganador de diciembre —presumiblemente un candidato de este espectro— la capacidad histórica de reorientar el rumbo del país. Esta proyección se enmarca en una reacción pendular frente al ciclo político inmediatamente anterior. El medio argumenta que el impulso reformista y las demandas sociales canalizadas a través del Estallido Social de 2019 se han topado con un muro de realidad: un proceso constituyente percibido como fallido y gestionado de «mala forma», el recuerdo del «caos» de las protestas, y un desempeño económico lánguido con crecimientos menores al 2% anual desde entonces.

En este contexto, The Economist proyecta un escenario electoral de dos actos. En el primero, prevé que la candidata oficialista Jeannette Jara se alce con la victoria en la primera vuelta. Sin embargo, el análisis profundiza en su estrategia de campaña, la cual interpreta como un intento de desmarcarse de su paso por el «impopular gobierno de Boric» y de atenuar sus vínculos con el Partido Comunista. Se destaca que su programa, centrado en la producción de litio y el aumento del salario mínimo, es deliberadamente moderado («no es precisamente comunista»), buscando capitalizar un triunfo inicial para generar un impulso de cara al balotaje.

Su contrincante en esa segunda vuelta, según el medio, sería José Antonio Kast, del Partido Republicano, catalogado como «ultraconservador». La clave de su ascenso, se analiza, reside en una campaña que prioriza de forma efectiva el discurso de un «gobierno de emergencia», enfocado en la seguridad y el control migratorio, mientras deja en un segundo plano los temas valóricos más divisivos. Este enfoque parece resonar incluso en sectores inesperados, ilustrado por el testimonio de un migrante boliviano con documentos que declara su apoyo a Kast por miedo a que el país «se vuelva comunista», un indicio de cómo el sentimiento anti-oficialista trasciende fronteras ideológicas tradicionales.

El informe aborda el tema de la inseguridad con matices. Si bien reconoce el aumento de los delitos como un factor político determinante, introduce un contrapunto analítico: señala que el pesimismo podría estar sobredimensionado, ya que la tasa de homicidios ha mostrado una tendencia a la baja desde 2022, situándose en 6,0 el año pasado, una cifra comparable a la de Estados Unidos.

Finalmente, The Economist introduce variables de incertidumbre que podrían alterar este guion. El cambio hacia un voto obligatorio introduce un factor de volatilidad. En este marco, se menciona a Evelyn Matthei como la candidata «del establishment y moderada», cuya posibilidad de éxito se ve complicada por una preferencia ciudadana que, según el medio, se inclina hacia «outsiders radicales». Una sorpresa mayor, aunque menos probable, sería el avance a segunda vuelta de Johannes Kaiser, del Partido Nacional Libertario, situado «incluso a la derecha de Kast». En tal hipótesis, el medio sugiere que la candidatura de Jara recuperaría opciones de victoria, evidenciando que la polarización extrema también podría beneficiar al oficialismo.

En esencia, el análisis de The Economist pinta un cuadro donde Chile se debate entre la reafirmación de un oficialismo que busca moderarse y la atracción de una derecha que capitaliza el malestar con promesas de orden y un cambio de rumbo radical.