Los resultados de las elecciones parlamentarias configuraron un mapa político con más de una sorpresa, especialmente en lo que respecta a las figuras provenientes del mundo del espectáculo y la cultura. A diferencia de ciclos anteriores, esta vez una veintena de candidatos ligados a la televisión, la música y las industrias creativas decidió apostar por transformar su capital mediático en representación política en la Cámara de Diputados. Sin embargo, la experiencia terminó mostrando una brecha considerable entre popularidad y eficacia electoral: solo un grupo reducido logró convertir su notoriedad en votos, mientras la mayoría quedó relegada a la anécdota de campaña.
La irrupción de los no tradicionales: señales de una desafección persistente
Entre quienes sí lograron consolidar sus aspiraciones, la elección de Cristián Contreras Radovic (PDG), conocido como “Dr. File”, emergió como una de las principales sorpresas. Su triunfo en el distrito 8 —que abarca Cerrillos, Colina, Estación Central, Lampa, Maipú, Tiltil, Pudahuel y Quilicura— fue interpretado por analistas y dirigentes como un síntoma de la capacidad de ciertos liderazgos no convencionales para conectar con electorados marcados por la desconfianza hacia la política tradicional. La alta visibilidad de Contreras, sumada a una narrativa crítica del “establishment”, permitió a su candidatura ocupar uno de los escaños disponibles en la Cámara Baja para los próximos cuatro años.
En la misma línea, el ex animador pascuense Hotuiti Teao (Ind-UDI) consolidó su presencia en el Congreso al asegurar un nuevo periodo como diputado por el distrito 7. Su candidatura, fuertemente anclada en su identidad insular y su trabajo comunitario, no solo mantuvo el apoyo obtenido desde 2022, sino que lo proyectó como una de las primeras mayorías de su zona, mostrando que algunas figuras mediáticas logran transformar carisma y trayectoria local en una estructura de respaldo estable.
El periodista y ex conductor juvenil Javier Olivares (PDG) también se sumó al grupo de triunfadores. Su disputa en el distrito 6 terminó por confirmar las proyecciones del cierre del escrutinio, otorgándole uno de los cupos de la circunscripción. Su perfil —ligado a plataformas digitales y audiencias juveniles— operó como un puente entre comunicación contemporánea y aspiración política, un fenómeno cada vez más visible en campañas segmentadas y de alta exposición online.
A ellos se suma el actor y exconstituyente Ignacio Achurra (FA), quien logró asegurar nuevamente un espacio en la Cámara Baja. Su elección, menos sorpresiva que la de otros postulantes del mundo cultural, reafirma la posibilidad de articular credenciales artísticas con experiencia institucional previa, especialmente en un escenario en que las trayectorias híbridas adquieren valor frente a un electorado fragmentado.
La barrera de entrada: cuando la popularidad no basta
Más extensa fue, sin embargo, la lista de aspirantes mediáticos que no lograron superar el umbral electoral. Entre los casos más comentados aparece la ex animadora Carolina Julio, candidata por el distrito 6, cuyo rendimiento estuvo lejos de permitirle un ingreso al Parlamento. Una situación similar afectó a los actores Felipe Ríos (Partido Liberal), Li Fridman (Ind-PS), Juan Pablo Sáez (Demócratas) y Sandra Solimano (Demócratas), quienes compitieron en los distritos 7, 12 y 10 sin lograr consolidar respaldo suficiente.
El actor Ariel Mateluna tampoco consiguió representar al distrito 9, pese a su notoriedad pública y a un discurso orientado a juventudes y territorios populares. Las figuras televisivas Juan Carlos “Pollo” Valdivia (Ind-DC), Gonzalo Egas (Demócratas), Felipe Vidal (Evópoli) y Patricio Laguna también vieron frustrada su aspiración, confirmando que la exposición mediática por sí sola no garantiza competitividad electoral.
A esta tendencia se suman las doctoras Carolina Herrera y María Luisa Cordero, ambas con amplia trayectoria en programas de debate, pero sin éxito en sus respectivas postulaciones. Lo mismo ocurrió con los abogados Aldo Duque y Macarena Venegas, cuya presencia constante en espacios televisivos no logró traducirse en una estructura electoral sólida.
El músico Pablo Herrera (RN), protagonista de controversias recientes que lo catapultaron a la conversación política, tampoco pudo asegurar un escaño en el distrito 14. La exshow woman Marlén Olivari y el creador de contenido digital conocido por ser hijo del fallecido comentarista deportivo Jean Pierre Bonvallet completan la lista de aspirantes cuyo reconocimiento público no logró convertirse en votos.
Un Congreso con nuevas capas, pero no una “farandulización” masiva
La conclusión es clara: pese al alto número de figuras provenientes del espectáculo que intentaron ingresar al Parlamento, solo un grupo reducido logró establecerse en la arena legislativa. Esto perfila un Congreso donde conviven perfiles tradicionales, liderazgos emergentes y algunos representantes del mundo mediático que sí consiguieron dar el salto institucional.
El resultado deja en evidencia que, aunque la fama puede abrir puertas, la política continúa requiriendo organización territorial, propuestas claras y conexiones comunitarias reales. La nueva composición del Congreso, en ese sentido, reafirma tanto la apertura del sistema a expresiones no convencionales como la fortaleza de los mecanismos tradicionales de competencia electoral.


