La opositora venezolana María Corina Machado dedicó este miércoles el Premio Nobel de la Paz, recibido en su nombre por su hija Ana Corina Sosa, al pueblo de Venezuela y a los “héroes” que luchan por la libertad, así como a los líderes internacionales que han acompañado su causa. Aunque hasta ahora se encontraba en paradero desconocido dentro de Venezuela, el Instituto Nobel confirmó que Machado se encuentra a salvo y llegará a Oslo, pese a que inicialmente se había anunciado su ausencia en la ceremonia y la cancelación de su rueda de prensa.
Ana Corina Sosa, quien ocupó la silla destinada a su madre durante el acto, aseguró que podrá abrazarla “en unas horas” en la capital noruega y que Machado tiene la intención de regresar “muy pronto” a Venezuela. “Mi madre nunca rompe una promesa”, afirmó al recoger el galardón, acompañada por una fotografía de la líder opositora como fondo.
Durante el discurso leído por Sosa en nombre de Machado, la laureada rindió homenaje a los presos políticos, perseguidos y defensores de derechos humanos, así como a los millones de venezolanos que han arriesgado su bienestar y su seguridad en la lucha democrática.
Un repaso histórico y una denuncia al “desmantelamiento” de la democracia
En su intervención, Machado evocó la evolución política de Venezuela, que calificó como la democracia “más estable” de América Latina hasta 1999, cuando —según señaló— comenzó a ser “desmantelada” por el “régimen”. Sin mencionar directamente a Hugo Chávez ni a Nicolás Maduro, denunció la manipulación electoral, la corrupción de las Fuerzas Armadas, la persecución política y un presunto entrelazamiento del Estado con el crimen organizado y grupos terroristas.
La emigración masiva, a la que describió como una “herida abierta”, también fue mencionada, así como los esfuerzos por quebrar moralmente a la disidencia. “Quisieron que los venezolanos desconfiáramos unos de otros… nos asfixiaron, nos encarcelaron, nos mataron, nos empujaron al exilio”, afirmó.
El giro político y la decisión de continuar
Machado recordó el proceso de elecciones primarias opositoras y el recorrido nacional emprendido en 2023, considerado un “cambio de rumbo” tras años de frustración política. Admitió que la inhabilitación que le impidió presentarse a las presidenciales de 2024 fue “un golpe duro”, pero destacó que el movimiento no se detuvo y respaldó a Edmundo González Urrutia, quien —según sostuvo— no era visto como una amenaza por el Gobierno.
También elogió la labor de miles de voluntarios durante la jornada electoral y el uso de la tecnología para digitalizar y publicar actas, asegurando que González obtuvo el 67% de los votos.
Según el discurso, la respuesta del Gobierno fue una ola de represión: “Dos mil quinientas personas fueron secuestradas, desaparecidas o torturadas… sacerdotes, maestros, enfermeras y estudiantes perseguidos por compartir un acta electoral”, denunció Sosa en inglés.
Un camino hacia la transición
Machado aseguró que sus meses en la clandestinidad han servido para fortalecer redes de presión cívica y preparar “una transición ordenada hacia la democracia”. Expresó que millones de venezolanos “ya sienten cercana su libertad” y prometió que “Venezuela volverá a respirar” con la liberación de presos políticos y el retorno de los exiliados.
Reconocimientos y presencia internacional
Antes del discurso, Sosa recibió el diploma y la medalla del Nobel, dotado con 11 millones de coronas suecas (1,2 millones de dólares), de manos de Jørgen Watne Frydnes, presidente del Comité Nobel de la Paz. Frydnes describió a Machado como una “fuente de inspiración” por su resistencia en la clandestinidad y su defensa de la libertad, además de instar a Nicolás Maduro a dimitir.
La ceremonia fue presidida por los reyes Harald y Sonia de Noruega y contó con la presencia de tres presidentes latinoamericanos invitados por Machado: José Raúl Mulino (Panamá), Javier Milei (Argentina) y Santiago Peña (Paraguay).
El acto incluyó presentaciones de artistas venezolanos: Danny Ocean, quien interpretó “Alma Llanera” y “Venezuela”, y la pianista Gabriela Montero, que tocó “Mi Querencia”.
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