El secretario de Estado y asesor interino de Seguridad Nacional del presidente Donald Trump, Marco Rubio, ha perseguido durante décadas un objetivo central de su carrera política: debilitar o derrocar al gobierno de Cuba. Hoy, esa ambición vuelve a tomar fuerza a través de una ofensiva cada vez más agresiva contra Venezuela, el aliado económico y de seguridad más importante de La Habana en el hemisferio.

Según exfuncionarios estadounidenses y asesores presidenciales, Rubio considera que la caída de Nicolás Maduro podría provocar un efecto dominó que termine por asestar un golpe decisivo al régimen cubano. La idea no es nueva, pero ha cobrado renovado impulso con el regreso de Trump a la Casa Blanca.

Una llamada antes del amanecer

Durante el primer mandato de Trump, una llamada telefónica antes del amanecer despertó al presidente con noticias urgentes: Venezuela parecía al borde de una insurrección exitosa. Protestas masivas, deserciones militares y el traslado de Maduro a un complejo militar alimentaron la esperanza de un colapso inminente del régimen.

Guau”, reaccionó Trump, según relató John Bolton en sus memorias.
Pero el entusiasmo duró poco.

Funcionarios estadounidenses concluyeron que la intervención de Cuba fue clave para salvar a Maduro. La inteligencia cubana habría alertado al mandatario venezolano, infiltrado sus servicios de seguridad y preparado incluso un avión para evacuarlo a La Habana si era necesario.

Rubio y la teoría del dominó

Siete años después, Maduro sigue en el poder, y Rubio —ahora al frente de la diplomacia estadounidense— se ha convertido en uno de los principales arquitectos de una nueva campaña de presión militar y económica contra Caracas.

Su teoría del cambio implica cortar todo apoyo a Cuba”, explicó Juan González, exasesor del presidente Joe Biden para asuntos del hemisferio occidental.
Una vez que Venezuela caiga, Cuba le seguirá”.

Rubio ha expresado esta idea tanto en público como en privado. En 2019 declaró que una Cuba debilitada sería una consecuencia “bienvenida” de un cambio de régimen en Venezuela. En reuniones privadas, según exasesores del Senado, articuló abiertamente que separar a Caracas de La Habana tendría consecuencias devastadoras para el gobierno cubano.

Todo gira en torno a Cuba”, resumió un funcionario estadounidense.
Cualquier cosa que pueda hacer para debilitar al régimen cubano”.

Presión militar sin aval del Congreso

En los últimos meses, Estados Unidos ha desplegado fuerzas militares cerca de Venezuela, atacando embarcaciones en el Caribe que, según Trump y Rubio, estarían vinculadas al narcotráfico. No se han presentado pruebas públicas, y numerosos expertos legales consideran ilegales estas acciones, al no contar con autorización del Congreso.

La presión se intensificó esta semana con la incautación de un buque petrolero venezolano que había transferido parte de su carga a una nave con destino a Cuba antes de dirigirse a China.

Aunque la Casa Blanca presenta estas operaciones como parte de una campaña antidrogas, funcionarios y analistas coinciden en que el objetivo estratégico va mucho más allá: asfixiar a Cuba debilitando a su principal socio regional.

Cuba, el objetivo histórico

Para Rubio, la cuestión cubana es profundamente personal.
Sus padres emigraron de Cuba a Florida antes de la revolución de Fidel Castro, y su carrera política en Miami se forjó sobre una retórica dura contra el castrismo.

Rubio surge de la política anticubana de Miami”, afirmó Ben Rhodes, exasesor de seguridad nacional de Barack Obama.
El cambio de régimen en La Habana es el núcleo de su identidad política”.

Durante décadas, la alianza entre Cuba y Venezuela, forjada por Fidel Castro y Hugo Chávez, permitió a la isla sobrevivir a sanciones estadounidenses gracias a suministros de petróleo altamente subsidiados. A cambio, La Habana envió miles de agentes de inteligencia, militares y personal médico, que ayudaron a sostener al chavismo.

Hoy, ese apoyo se ha reducido drásticamente: Cuba recibe apenas una cuarta parte del petróleo que recibía en la era Chávez, y el número de profesionales cubanos en Venezuela también ha disminuido.

¿Estrategia efectiva o apuesta peligrosa?

Pese a ello, expertos advierten que Cuba ha demostrado una notable capacidad de supervivencia, incluso tras la caída de la Unión Soviética. Además, Rusia y China siguen siendo aliados clave, lo que limita el impacto de una eventual caída de Maduro.

Algunos críticos, incluidos aliados de Trump como Stephen Bannon y Tucker Carlson, alertan sobre los riesgos de repetir fracasadas políticas de “cambio de régimen”.

Es más probable que Cuba colapse y se convierta en un Estado fallido que en una transición ordenada hacia un gobierno respaldado por Miami”, advirtió Ben Rhodes.

El crisol latinoamericano

Para analistas conservadores como Curt Mills, Cuba sigue siendo el epicentro simbólico de la izquierda latinoamericana.

“Muchos belicistas ven a gobiernos como los de Nicaragua o Venezuela como simples extensiones de La Habana”, explicó.
Cuba es el crisol”.

Para Marco Rubio, ver caer al régimen cubano sería el cumplimiento de un sueño político de toda la vida.
La pregunta que persiste es si el precio —en estabilidad regional, legalidad internacional y riesgo militar— será uno que Estados Unidos esté dispuesto a pagar.

/psg